Acercándonos a Dios.Muestra

¿A qué lugar?

Acercarse a una persona necesita que tengamos conocimiento de donde está esa persona. Si no sabemos la ubicación de alguien es imposible que lleguemos directamente. En la parte espiritual sucede lo mismo, es necesario saber dónde está nuestro Padre para poder acercarnos delante de Su Trono.

Por mucho tiempo se ha debatido del lugar propicio para acercarse a Jehová, el Dios de Israel; judíos y samaritanos discutían de ello. Sin embargo, el Señor Jesucristo nos habla claramente en Juan 4:20-24: “20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren".

Vemos que para acercarnos a la presencia de Dios para adorarle debemos hacerlo mediante nuestro espíritu; nuestro ser interior entra en sintonía con el Padre cuando doblegamos lo externo y cerramos nuestros ojos para ver con los ojos espirituales, dejamos de sentir lo externo para sentir la presencia de Dios.

Sé que esto parece locura, es algo que solo cuando se experimenta se puede entender. No hay palabras para expresar lo maravilloso que es entrar a la presencia de Dios, orar y sentir como estamos siendo escuchados por el Padre, sentir la cobertura del Espíritu Santo en lo que hacemos y decimos es algo que solo se vive cuando estamos fortalecidos en lo espiritual. Para ello debemos buscar constante e incesantemente la presencia de Dios en las madrugadas, levantarnos y someter la carne para dejar que lo espiritual fluya es algo maravilloso para nuestro ser interior; igual que Jesús buscaba la presencia del Padre en las madrugadas, nosotros debemos anhelar sentir esa cobertura para ser fortalecidos y bregar adelante sin desmayar. Sigamos buscando que Dios nos espera con los brazos abiertos, solo debemos buscarle con más pasión.

Oremos:

Padre Bueno, te damos las gracias porque nos das acceso al lugar santísimo, porque nos amas y deseas darnos esa paz sobrenatural que sobre pasa todo entendimiento. Sabemos que cuando se habla de lo espiritual es locura para el mundo. Sin embargo, es salvación para quienes creen. En el Nombre de Jesús queremos pedirte esa experiencia, que si nunca hemos sentido tu cálido abrazo nos permitas experimentarlo, que si lo sentimos no lo menospreciemos porque es un regalo maravilloso poder sentir que estás a nuestro lado; que cada día sintamos más hambre y sed de ti para buscar tu rostro con pasión y amor. Sigue transformando nuestro ser para que seamos semejantes a Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador personal, amén.