Volver Al Padre | Sus Nombres | Parte 2Muestra
SIMPLEMENTE DIOS
Muchos años después de que José ayudará al pueblo egipcio a resistir la hambruna que azotaba a la región y que, como recompensa, el faraón le permitiera asentarse junto con su familia en las tierras más fértiles junto al río Nilo, llegó al trono un faraón que no conocía de José y tomó como esclavos a los hebreos. El clamor de los descendientes de Jacob fue escuchado por Dios y a través de su siervo Moisés envió un claro mensaje al faraón para que dejara libre a su pueblo, el cual accedió después de ser abatido por las siete plagas.
No obstante, cuando los hebreos ya habían dejado Egipto y se encontraban en el desierto rumbo a la Tierra Prometida, el corazón del faraón se endureció, cambió de parecer y envió a su poderoso ejército a traerlos de vuelta. Cuando los hebreos vieron de lejos el numeroso ejército que se acercaba, sintieron temor, ya que a sus espaldas tenían el mar rojo y no podían huir. Fue entonces, cuando por orden de Dios Todopoderoso: Moisés extendió su brazo sobre el mar, y toda la noche el Señor envió sobre el mar un recio viento del este que lo hizo retroceder, convirtiéndolo en tierra seca. Las aguas del mar se dividieron,y los israelitas lo cruzaron sobre tierra seca. El mar era para ellos una muralla de agua a la derecha y otra a la izquierda (Éxodo 14:21-22 NVI). Cuando los hebreos ya habían cruzado, el ejército egipcio decidió atravesar por el mismo pasaje, pero en ese momento el mar volvió a su estado normal y se los llevó consigo.
Todos, en algún momento de nuestra vida hemos vivido o viviremos situaciones en las que al igual que los hebreos, nos vemos sin salida, acorralados y llenos de temor. Nuestra fragilidad humana se ve manifestada en complicaciones de salud, problemas económicos y relaciones deterioradas con aquellos cercanos a nosotros. Muchas veces las pruebas parecen llegar cuando nos encaminamos a la tierra prometida y exclamamos, al igual que el pueblo: “Señor, ¿para qué nos sacaste de donde estábamos? ¿Para morir en el desierto?”. Miramos a nuestro alrededor y no vemos posible escapatoria, nadie que nos brinde una mano. Hay momentos en que las dificultades realmente nos superan y son más grandes que nosotros.
Sin embargo, Dios nos recuerda por medio de su nombre, Elohim, que Él es Todopoderoso, creador de los cielos y la tierra, lo visible y lo invisible, lo humano y lo divino. Dios es uno, pero nos resalta por medio de nombres y palabras humanas una de Sus características, que Él es el principio y el fin, que en Su voluntad se creó el universo y bajo Su mirada caen cada una de las hojas de los árboles en el otoño.
¡Confiemos en Él! Depositemos en Él nuestro destino, ya que para los que confían en el SEÑOR todas las cosas son para bien. Recordemos que en nuestras propias capacidades somos como la hierba arrojada al viento, es Él quien con Su poder inconmensurable nos sostiene y nos llena de aliento para seguir en medio de la dificultad. Cuando todo parezca perdido alabemos con gozo a Elohim, pues Él es digno de nuestra adoración y confiemos que independientemente del giro que puedan tomar los eventos y situaciones de la vida, Su voluntad es buena, agradable y perfecta.
Descansemos en Dios, Él es Todopoderoso para actuar en nuestras vidas.
Escrituras
Acerca de este Plan
Dios se presenta ante Su pueblo y ante Sus hijos no como un Dios lejano sino como un Dios que tiene nombre al igual que nosotros. Esos nombres nos hablan acerca de nuestras necesidades y su fin es que podamos identificarnos con Él como nuestro Padre. En esta segunda parte de nuestro plan devocional, queremos que lo puedas conocer más para volver a Su presencia.
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Nos gustaría agradecer a Casa Sobre la Roca, Iglesia Cristiana Integral por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://casaroca.org/