¿Creyente Yo? ¡Por Supuesto!Muestra

ENTREGA TOTAL

En algún punto, entre diversas corrientes culturales y tendencias populares de la iglesia, parece que hemos minimizado el llamado de Jesús a una entrega total.

A cientos de hombres, mujeres y niños se les ha dicho que hacerse seguidores de Cristo simplemente implica reconocer ciertos hechos y decir ciertas palabras.

Sin embargo, esto no es cierto; discípulos como Pedro, Andrés, Santiago y Juan nos muestran que el llamado de seguir a Jesús no es simplemente una invitación a formular una oración; es una exhortación a perder la vida.

Pedro fue crucificado cabeza abajo, Andrés fue crucificado en Grecia, Santiago fue decapitado y Juan fue exiliado.

¿Es posible que usted o yo profesemos ser cristianos y en realidad no conozcamos a Cristo?

Claro que sí.

Mateo 7:21-23

»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?” Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!”

Estas son algunas de las palabras más aterradoras de toda la Biblia.

Cuando Jesús dice estas palabras en Mateo 7, no está hablando de personas no religiosas, está hablando de buenas personas religiosas que dan por sentado que su eternidad está asegurada y un día se darán con la sorpresa de que no lo está.

Aunque profesaban creer en Jesús e incluso hacían toda clase de obras en su nombre, en realidad jamás lo conocieron.

Debemos de pasar de saber acerca de Jesús a vivir en Jesús. De trabajar para Jesús en un intento de conquistar el favor de Dios a caminar con Jesús en un desborde de fe. Debemos de pasar de ser simples creyentes, a ser verdaderos discípulos.

Llegamos a ser verdaderos discípulos de Dios cuando entendemos que nuestra identidad y propósito vienen de Cristo.

Fuimos creados para ser como Jesús, para gobernar en toda situación, para adorar a Dios, para ser parte de su cuerpo en la tierra, pasa servir a nuestro próximo, para ser fructíferos y cumplir la misión que Él nos dejó.

Seguir a Jesús, significa arrepentirnos de nuestros pecados y vivir nuestra vida bajo su señorío, según sus principios.