Necesito una reformaMuestra

Lo único que no cambia

Nunca somos la misma persona que fuimos, estamos en la búsqueda de siempre mejorar, seguir cambiando y creciendo. Todo es un vaivén: personas, posesiones, sentimientos, conocimientos... incluso nuestros recuerdos pueden cambiar o ser olvidados. Aparentemente todo lo que existe es cambiante en el universo; nuestros cuerpos mismos y todo lo que nos rodea a nivel atómico cambia.

En un estimado de 5 años, nuestro cuerpo ha cambiado el 100% de los átomos que alguna vez nos formaron; nada es permanente en el tiempo.

Así que, ¿a qué nos podemos aferrar? Mejor dicho, ¿a quién? Debemos fijar nuestra vista en lo inamovible, lo invariable, Dios, que en Efesios 4:6 dice: “un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos”. Él es parte de cada átomo en su creación por lo que no puede cambiar, es lo único constante y no podemos depender de nada más que no sea Él, y esto nos lleva a entender mejor uno de los versículos más populares: Hebreos 13:8 “Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos”.

Concluimos este devocional con una parte de la canción de David, porque no importa lo que vendrá ni lo que se irá, confiamos en quien no cambia. Salmos 25:2 “Dios mío, en ti confío, por eso nunca seré humillado, y mis enemigos nunca me vencerán”.

Aunque nosotros queremos cambiar mucho y Dios quiere vernos de gloria en gloria, su Gloria permanecerá.