Sanando Las Heridas Del CorazónMuestra
Quiero compartir contigo un poco de mi historia de sufrimiento. Era el mes de mayo del 2016, mi papá, mi abuelo y yo nos encontrábamos en una clínica médica esperando a que le realizaran algunos exámenes a mi papá. Algunos días antes, él había empezado a sentirse mal y el doctor que lo estaba tratando solicitó algunos exámenes para descartar tumores y otras enfermedades.
Ahí esperando en esa clínica mi papá comenzó a convulsionar, inmediatamente llamamos a los bomberos, ellos llegaron en una ambulancia en la que mi papá y mi abuelo fueron llevados al hospital. Yo conducía detrás de la ambulancia y de repente empecé a llorar por mi papá, imaginando que lo peor podría pasar.
Al llegar al hospital pregunté a la persona de la recepción por mi papá, y escuché la peor noticia que he recibido “él falleció”, en ese momento me derramé en llanto. Minutos después entré a verlo, me sentía tan incapaz de no haber podido hacer algo para que eso no pasara. Le preguntaba a Dios porque había permitido que eso pasara y comencé a reclamar y cuestionarle muchas cosas “si Él resucitó a muertos en el pasado, ¿por qué no lo hace con mi papá?”. En las siguientes horas pensaba que todo era un sueño, esto no podía ser real, yo quería creer que él aún estaba vivo. Entré en una etapa de profunda tristeza, no podía olvidar el rostro de mi padre teniendo ese ataque de convulsión, me aislé de las personas y me costaba mucho hablar de lo que había pasado. Amigos y personas cercanas me veían sufrir y me cuestionaban, suponían que yo estaba actuando mal, pero ellos no sabían lo que estaba pasando dentro de mí, no sabían que cada día me levantaba queriendo regresar en el tiempo para que mi papá estuviera conmigo.
Es increíble la forma en la que Dios usa a las personas para hablar directamente a nuestro corazón para ayudarnos a sanar nuestras heridas. Aprendí de una persona a quien aprecio mucho que Jesús entiende nuestro sufrimiento. Por mucho tiempo yo había creído que era incorrecto sentirme triste o deprimido por lo que pasó con mi papá, pero comprendí que Dios entendía mi situación y que Él no me acusaba por sentirme triste. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí comprendido, entendí que está bien sentirse triste y llorar porque después de la tormenta viene la calma. Algunos de los versículos que me ayudaron a superar este dolor los encuentras en Salmos 55:4-5: “Siento que el corazón, se me sale del pecho, el miedo a la muerte me domina. Estoy temblando de susto; ¡realmente estoy espantado!” Salmos 55: 16-17 “Yo, por mi parte, voy a pedirle ayuda a Dios; ¡él habrá de salvarme! Mañana, tarde y noche, no dejaré de rogarle; ¡él habrá de escucharme!”.
Estos versículos me hicieron comprender que puedo exponer todo mi dolor delante de Dios y Él va a escucharme.
Hay etapas en nuestra vida en las que vamos a sentir mucho dolor y temor por las diferentes circunstancias por las que atravesamos. Pero recuerda que, si exponemos todo esto delante de Jesús, Él que conoce bien nuestro dolor nos escucha y nos restaura de una forma extraordinaria. Estoy seguro que como sanó mi corazón del dolor más grande, sanará el tuyo también.
Escrituras
Acerca de este Plan
El plan de lectura "Sanando las heridas del corazón" es el resultado de nuestro proceso de sanidad, cuatro jóvenes compartiremos contigo experiencias que marcaron nuestra vida; la forma en que nos afectó, pero también la forma en que el Señor vendó y curó nuestras heridas y nos fortaleció para enfrentar el futuro.
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Nos gustaría agradecer a LINK por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://linkgt.org/