El Béisbol y la Biblia: Edición de la Serie MundialMuestra

Affeldt Encuentra Enfoque Y Fuerza en un Tatuaje Inspirado Bíblicamente

Cuarto juego (Octubre 28, 2012): Gigantes de San Francisco 4, Tigres de Detroit 3 (10 entradas)

Relevistas de medio juego.

Son los más menospreciados y aun así la parte más importante de un equipo de las Ligas Mayores de Baseball. Mientras los lanzadores abridores y cerradores obtienen mucha atención, es en esos atletas menos aclamados sobre los que caen las entradas claves que tienden a tener más impacto en juegos cerrados.

Jeremy Affeldt entiende esta dinámica muy bien. Como uno de los relevistas de medio juego más confiables de los Gigantes de San Francisco, se encontró a sí mismo en muchas situaciones intensas durante la post-temporada del 2012 – tal vez en ninguna más que en su aparición en el cuarto juego.

Con el juego empatado 3-3 al final de la octava, Affeldt tomó el montículo frente a una multitud hostil en el Parque Comerica. El espectador más observador pudo ver un tatuaje en el interior de su antebrazo con las palabras “Solus Christus”. Affeldt obtuvo el tatuaje, el primero de muchos, unos meses antes del inicio de la temporada. 

Pero ¿qué significaba?

Muy simple, “Solus Christus” es Latín para “Solo Cristo”. En una sutil forma, Affeldt hizo una declaración poderosa sobre su creencia religiosa basada en 5 escrituras claves y sus punzantes afirmaciones sobre Jesús. La primera y más importante, “Solus Christus” tiene raíz en las palabras del mismo Cristo:

“—Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí”. (Juan 14:6)

Otros versos del Nuevo Testamento que inspiraron esta frase en Latín incluyen Hechos 4:12 (“De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos”), 1 Timoteo 2:5 (“Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”), y Juan 3:36 (“El que cree en el Hijo tiene vida eterna”).

“Solus Christus suma todo para mí”, escribió una vez en su blog Affeldt. “Cuando hago algo, lo hago con el conocimiento de que lo hago en Cristo. ¿Qué me motiva a ser lo que soy? La respuesta es Cristo. No puedo estar con Él a diario como sus discípulos pudieron, pero tengo su Espíritu dentro de mí. Solus Christus. Es en Cristo que hago las cosas que hago”.

Esa era la mentalidad que Affeldt llevó consigo al entrar en la octava entrada en un juego empatado. Con esas palabras a plena vista cuando veía hacia abajo para ajustar su agarre en la bola, él enfrentaba a tres de los bateadores más letales de Detroit. 
Una base por bola al primer bateador Avisail Garcia no ayudó de mucho, mientras que Miguel Cabrera se acercó al Plato. Definitivamente, Cabrera, era una gran amenaza en cuanto a cuadrangulares, buscaba darle a su equipo la ventaja con un solo balanceo. En vez de eso, Affeldt lo sacó con un lanzamiento de cambio de velocidad.

El siguiente al bateo, era igual de peligroso, Prince Fielder, pero de nuevo Affeldt logró otros 3 strikes. Y finalmente, el zurdo completó una difícil tarea sacando a Delmon Young. Crisis superada.

Pero Affeldt aun no terminaba. Con el juego aun empatado, volvió para el cierre de la novena y abrió con su cuarta eliminación consecutiva. Después de que Johnny Peralta golpeara un hit elevado fuera al jardín central, Affeldt incluso dio paso para que otro lanzador relevista buscando mantener a los Gigantes en el juego.

Se necesitó una entrada más antes de que San Francisco pudiera asegurar la victoria 4 a 3 y completara una barrida por su segundo titulo de la Serie Mundial en 3 temporadas. Affeldt ganó otro campeonato dos años después con los Gigantes antes de retirarse del Baseball de las Ligas Mayores.

“No puedo controlar lo que pasa después de lanzar la bola, “Affeldt dijo. “Así que debo creer que Dios me dio un talento para ser lo mejor que puedo ser y cuando salga ahí, haya hecho todo lo que puedo para preparar el lanzamiento de ese día. Todo lo demás está fuera de mis manos. Finalmente como creyente en Jesucristo, creo que Dios tiene mi destino en sus manos”. 

Y en ese día en Detroit, Affeldt estaba determinado a que, ganar o perder, su tatuaje (basado en Juan 14:6) sería más que una declaración de moda, sería una forma de vida.