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Crónicas de sanidadMuestra

Crónicas de sanidad

DÍA 2 DE 5

La mujer del flujo de sangre

Siempre me impactó la fe y la valentía de esta mujer.

Vivió durante doce años con una extraña enfermedad, visitó a muchos doctores y gastó todo el dinero que tenía para obtener su sanidad; pero nadie pudo ayudarla.

Además en aquellos tiempos era repudiada por su condición ya que, según la ley judía, todo lo que ella tocaba era considerado impuro.

Cuando estamos enfermos, nos encontramos en un estado de pérdida, gastamos dinero en tratamientos, buscamos opiniones médicas, la angustia nos roba momentos importantes y el temor se lleva la belleza de nuestros años.

Esa mujer realmente lo había perdido todo. Perdió su dinero, su identidad, su libertad, su reputación y sus fuerzas. Pero aquel día, cuando vio a Jesús, por un instante supo que Él sería su salvación. Corrió sin importarle el qué dirán y no descansó hasta tocar el borde de su manto.

Imagino esa escena: las multitudes apretaban al Maestro, todos luchaban por alcanzar un lugar cerca de Él. Los discípulos, cual guardaespaldas, levantaron un muro imponente alrededor para que nadie pudiera acercársele; pero allí estaba ella. Tuvo la determinación de correr sin mirar atrás y, en medio del tumulto, se las ingenió para tocarlo.

En su mente solo había una frase: “Si tan solo tocare el borde de su manto, seré sana”.

Jesucristo advirtió que salió poder de Él y preguntó: ¿Quién me ha tocado?

La imagino avergonzada, pero tener fe jamás será un motivo de vergüenza. Ella estaba temblando y se postró a sus pies.

Jesús se acercó y le dijo: Mujer, tu fe te ha salvado, ve en paz.

La hemorragia cesó, ella pudo levantar la mirada nuevamente y entró a la ciudad de la que había sido desterrada.

Imagino las miradas a su alrededor, ella no era la misma. Jesucristo había quitado su vergüenza. Aquel día, esa mujer obtuvo su sanidad, su salvación y esa paz que tanto añoraba.

¿Acaso en estos tiempos tenemos ese tipo de fe?

¿Tenemos una fe expectante, por encima de todo pronóstico?

Cuando aparentemente todo está perdido, la luz de su presencia resplandece en medio de la oscuridad y solo un toque de su mano bastará para obtener nuestra verdadera libertad.

Oración:

Amado Padre celestial, vengo ante ti con el corazón rendido.

Tú conoces mi condición y entiendes mi necesidad.

Muchas veces mis lágrimas se han expresado mejor que mis palabras.

Creo que para ti no hay nada imposible.

Dame la fe suficiente, para creerte a pesar de lo que mis ojos puedan ver.

En el nombre de Jesús. Amén.

¡Mi oración para ti hoy es que puedas creer en el Dios que se especializa en lo imposible!

Estás en la palma de su mano.

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Crónicas de sanidad

Jesucristo vino a sanar, ese era uno de los sellos característicos de su ministerio. El poder brotaba de sus manos. La autoridad, misericordia y amor eran parte de su día a día. Pero, ¿ésto solo era para aquellos tiempos? En este devocional de cinco días, conoceremos profundamente al autor y consumador de nuestra fe, a Aquel que hace posible, lo imposible.

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Nos gustaría agradecer a Myleinn Barahona por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://myleinnbarahona.wordpress.com/