Una Vida De OracionMuestra

Dedica una hora para la oración.

Los judíos son personas estrictas con los horarios, especialmente con el horario de la oración. Oran tres veces al día y la hora novena, es decir las tres de la tarde es uno de sus horarios sagrados para la oración. Pedro y Juan según lo expresado por Lucas en el libro de los Hechos tomaban esta hora para subir a orar en el templo.

En nuestra vida cotidiana tenemos un horario para todo, en el trabajo, en la universidad, en la escuela, etc. Aún a los lugares que vamos a divertirnos tienen un horario establecido. Si llegas tarde al cine puedes perderte una parte de la película porque no te van a esperar para comenzarla y si no cumples con el horario en los lugares ya antes mencionados te puede ir mal. Puedes perder el trabajo, puedes perder una materia en la universidad o puedes bajar tus calificaciones en la escuela.

Pero cuando se trata de la oración no tenemos un horario establecido, normalmente oramos cuando ya hemos agotado todas las responsabilidades en el día o oramos en cualquier momento para “tratar” de cumplir con una rutina de oración. Queremos que sea Dios quien nos espere y no nosotros a Él.

No me malinterpretes, no te estoy diciendo que si no apartas una hora no vas a poder conectar con Dios. La oración no es algo mecánico, de hecho el Apóstol Pablo dijo: Orad sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17). Lo que te estoy diciendo, es que así como le das carácter a cada área de tu vida cotidiana, le des carácter a tu vida de oración.

Cuando apartas y dedicas una hora para la oración, el Espíritu Santo lo toma en serio y te espera ardientemente. Recuerda que Él es una persona y también se le puede dejar plantada. En dicho caso que realmente no puedas orar a esa hora que dedicaste no te preocupes. Qué el Espíritu Santo te anhele no quiere decir que no te entienda, pero nunca dejes de apartar ese tiempo especial en Su presencia. ¡Hónrale con tu tiempo y Él te honrará con Su respaldo!

Edward Tavárez