Una Vida De OracionMuestra

No hay pureza sin oración.

Cuando comencé a tomar consejería ministerial con mi Pastor, una de sus expresiones que nunca podré olvidar fue: si dejas de orar, el diablo te desbaratará. Cuánta razón tiene esa expresión.

El tentador nunca duerme, siempre anda como león rugiente buscando a quien devorar. (1 Pedro 5:8) de igual manera nunca podemos dejar de alimentar nuestro espíritu y de esa manera siempre iremos un paso delante de él.

Ante un mundo lleno de tentaciones, hacen falta jóvenes, hombres y mujeres que velen y oren constantemente. Personas sometidas a Dios de tal manera que el diablo tenga que huir de ellas. (Santiago 4:7)

¡Amig@! No hay manera de estar firmes en un mundo caído si no es a través de una intimidad ininterrumpida con el Espíritu Santo. ¿Por qué digo esto? Porque somos pecadores por naturaleza. Nuestra carne no quiere someterse a Dios ni tampoco puede. (Romanos 8:7)

Pero que bendición que poseamos esencia de Dios en nuestro ser. Ese espíritu que siempre anhela lo de Dios y aquel que nos advierte cuando vamos por caminos incorrectos. Darle prioridad al espíritu por encima de los deseos pecaminosos es la clave de hacer morir en nosotros la obra de la carne.

No resistas su disposición de llevarte a la presencia de Dios todos los días de tu vida y allí quemar en el altar cada una de tus impurezas.

Edward Tavárez