[Serie Conoce a Jesús] El Poder Del Nombre De JesúsMuestra

Como cristianos, es muy importante que sepamos y entendamos con claridad la unión de las dos naturalezas de Jesucristo. En el tiempo divinamente ordenado, Dios Hijo vino al mundo tomando una naturaleza humana sin despojarse de Su naturaleza divina. Por este motivo, dado que Jesucristo es totalmente Dios y totalmente hombre, el Señor no solo tiene un nombre que lo identifica con Su humanidad, sino que también tiene un nombre que lo une a Su identidad mesiánica y un nombre que comparte con el resto de las Personas de la Trinidad.

Su nombre personal, Jesús, está estrechamente ligado con el propósito esencial de Su encarnación. “Jesús” significa literalmente “Salvador”. Como vemos, en el nombre del Hijo de Dios se revela Su misión salvadora.

En Hechos, el nombre Jesús se menciona con frecuencia. Se usa “Señor Jesús” en los relatos sobre la expansión de la iglesia, como así también en las palabras de Esteban, Ananías y Pablo. Sin embargo, es Pedro, lleno del Espíritu Santo, quién proclamó públicamente lo que en verdad implica el nombre de Jesús: No hay otro nombre mediante el cual podamos ser salvos (Hch. 4:12).

En el resto del Nuevo Testamento, Santiago, Pedro, Juan y Judas (hombres que acompañaron al Señor en Sus días por la tierra) se refirieron casi exclusivamente al Señor como Jesucristo, unión del nombre Jesús y el título Cristo. Esto se debe a la progresión en su experiencia con Él: primero lo conocieron como Jesús y, luego, a través de Su resurrección, comprendieron plenamente que Él era el Cristo.

Por otro lado está la experiencia de Pablo, quien conoció al Señor cuando Él ya estaba en Su gloria Celestial (Hch. 9:1-6). Esta fue una experiencia distinta a la de los otros apóstoles por lo cual en sus cartas se halla frecuentemente el orden inverso: Cristo Jesús. Pablo enfatiza el hecho de que Jesús es el ungido (“Cristo”) de Dios para salvar a la humanidad.

Para Reflexionar:

¿Cómo ha sido tu propia experiencia y conocimiento del Señor Jesús?

Oración:

Amado Jesús, gracias por encontrarme y atraerme a Ti. Quiero seguirte y servirte toda mi vida. Por favor, ven y revélame quién eres y lo que has hecho por mí. Amén.