Sanidad social en un mundo instantáneoMuestra

Hace varios años, tomé mi primer descanso prolongado de las redes sociales después de notar algunos síntomas preocupantes en mi propia vida:

• Mis aplicaciones de redes sociales consumían una cantidad cada vez mayor de tiempo y atención. Mientras esperaba cosas, instintivamente agarraba mi teléfono para llenar los segundos.
• Fue difícil concentrarse y disfrutar de los libros o la lectura de formato más largo. Leía un párrafo o dos y me sorprendía hojeando o dejando que mis pensamientos divagaran.
• Era difícil completar proyectos que requerían un pensamiento profundo, habilidades para resolver problemas o una investigación extensa.
• A menudo me sentía dispersa e incapaz de completar las tareas diarias de manera eficiente.
• A veces mi mente estaba en la niebla, procesando docenas de pensamientos pero solo rascando la superficie de cada uno.
• Tenía un nivel bajo de ansiedad que no estaba relacionado con una circunstancia específica y sentía un murmullo de insatisfacción y agobio con muchos aspectos de la vida.
• La oración y el estudio de la Biblia se estaban volviendo menos emocionantes y atractivos.
• Disminuyó mi disfrute del aire libre y de hacer actividades sencillas.
• Me sentía menos creativa y menos entusiasmada por aprender.

Si bien sería una simplificación excesiva decir que las redes sociales fueron la causa directa de todo esto, la conexión era real. Hoy, con la adición de nuevos límites y hábitos, muchos de esos síntomas desaparecieron. Miro hacia atrás y veo que mi mente y mi corazón estaban luchando. Necesitaba mitigar los efectos de las redes sociales en mi vida, para poder servir a Cristo más fielmente y amar a los demás más plenamente.

Entonces, aunque no soy tu madre, quiero decirte algo que tal vez necesites escuchar: Está bien que abandones las redes sociales.

Puedes cerrar sesión, eliminar apps de tu teléfono, deshabilitar perfiles y listo. Durante el tiempo que quieras o necesites.

Para muchos de nosotros, el miedo a perderse algo es real. Y si sales de Facebook, es cierto que no verás todas las actualizaciones o fotos. Pero, ¿qué nos estamos perdiendo al no tomarnos un descanso?

En mis años sabáticos en las redes sociales, noto que mi creatividad regresa. Recibo ideas frescas. Vuelve mi amor por la lectura. Paso más tiempo al aire libre. Puedo servir y cuidar de mi hogar de manera más efectiva.

Si eres cristiano, ya tienes la relación más importante y eres parte de la historia más increíble. Incluso tu trabajo ordinario e invisible le importa a Dios. Puedes esperar un hogar en el cielo, una fiesta con los santos e infinitos "años" para disfrutar de Dios. Te lo aseguro: si eliminas Instagram, no te lo perderás.