Sanidad social en un mundo instantáneoMuestra
Mi respiración se aceleró. Estaba navegando por Instagram cuando vi la publicación de una amiga: estaba embarazada.
Días antes había estado tendida en una cama de hospital mientras una enfermera confirmaba que mi matriz estaba vacía. El anuncio de mi amiga agotó por completo mi concentración y mi alegría. El dolor y el anhelo abrumaron mi alma.
No es la primera vez que mi día se descarrila por unos minutos en las redes sociales. A veces dejo mi pergamino sintiéndome motivada, inspirada y animada en mi fe. Otras veces, me siento decepcionada, ansiosa o abrumada.
Como portadores de la imagen de Dios, todos estamos programados para responder a las cosas con emociones: Él nos dio la capacidad de experimentar satisfacción en un trabajo bien hecho, alivio en el perdón e ira ante la injusticia. La pregunta no es: "¿Las redes sociales están afectando mis emociones?" sino más bien: "¿Soy consciente de la influencia que están teniendo las redes sociales?"
El Rey Salomón escribió en el libro de Proverbios: “Sobre todo cuidado, guarda tu corazón, porque de él mana la vida” (Prov. 4:23). Dios nos llama a prestar mucha atención a lo que estamos viendo, pensando y creyendo.
¿Cómo podemos hacerlo bien? Veamos el ejemplo de los Salmos.
En el Salmo 42, el escritor se hace una pregunta simple: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí?” (Sal. 42:5a). En lugar de juzgar sus emociones, castigarse por sentirse desanimado o enfurecerse por sus circunstancias, buscó identificar la causa de su confusión interior en la presencia de Dios.
Cuando le decimos a Dios cómo nos sentimos, encontramos su gracia para ayudarnos en tiempos de necesidad, su paz para consolarnos, su gozo para llenarnos y su sabiduría para guiarnos (Rom. 15:13; Fil. 4).:4–8; Hebreos 4:16; Santiago 1:5).
Pero no es lo mismo procesar nuestras emociones que dejar que ellas nos guíen. El escritor del Salmo 42 le dice a su alma qué hacer: “Espera en Dios; porque de nuevo lo alabaré, mi salvación y mi Dios.”
Esto puede marcar la diferencia en nuestro propio uso de las redes sociales y nuestra agitación emocional.
Entonces, cuando te sientas emocional después de una pelea en Facebook, déjame sugerirte esto: investiga un poco para descubrir de dónde provienen esos sentimientos. Compártelas con el Señor. Y luego predica el Evangelio a tu corazón. La Palabra de Dios satisface, nutre, fortalece, revive y restaura nuestras almas, supliendo siempre lo que necesitamos (Sal. 19:7–14).
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Alguna vez has luchado con las redes sociales? Nuestras cuentas en línea se conectan con todo tipo de personas, pero también pueden hacernos sentir frustrados, ansiosos o como si hubiéramos perdido el tiempo. Este devocional de siete días nos ayudará a enraizar nuestros corazones en la Palabra de Dios, para que podamos iniciar y cerrar sesión con sabiduría, gracia y paz. Con contribuciones de Melissa Kruger, Jen Wilkin, Laura Wifler y más.
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