Liberarse de la depresiónMuestra

Depresión clínica: ¿De dónde viene?

¿Te has preguntado alguna vez qué produce que una persona experimente depresión? Algunas decisiones son complicadas y otras bastante sencillas, pero cada una está ampliamente influenciada por dos cosas: 1) nuestra visión de la situación y 2) nuestras emociones.

Las emociones juegan un rol importantísimo en el proceso de la toma de decisiones. En la Última Cena, Jesús le dijo a Pedro que iba a negar a Cristo en unas horas. Pedro dijo que nunca lo haría. Aun más, dijo que moriría por Él.

Unas horas más tarde, a pesar de que Pedro sabía lo que debía hacer, sus emociones se interpusieron y negó a Jesús tres veces. Seguramente has estado en una situación donde has tenido que tomar una decisión bajo mucho estrés o emociones. ¿Has hecho algo alguna vez y luego te has preguntado si esa fue una buena o mala decisión?". Cuando eres capaz de calmarte, ves claramente y eres puedes tomar mejores decisiones. La Biblia llama a esto renovación de nuestras mentes.

La toma de decisiones es realmente una integración de nuestro espíritu, mente y cuerpo. La estructura de nuestro cuerpo está determinada por las decisiones que nuestra mente toma. Estos se llaman circuitos cerebrales. Nuestros valores y formas de pensar vienen de nuestro espíritu.

Lo ideal sería que estas creencias provengan de Dios y Su Palabra. Cuando aplicamos Su verdad a nuestra toma de decisiones, ¡nuestra mente está haciendo aquello para lo que Dios la creó! En consecuencia, las buenas decisiones crean circuitos cerebrales sanos, permitiéndonos pensar más claramente y usar más Su verdad.

Al crecer, tomamos muchas decisiones incorrectas. ¿Recuerdas algunas? Decisiones pobres llevan a la baja autoestima, depresión, trastorno de estrés postraumático, ansiedad, ruptura, mentira, alucinaciones o adicciones.

Más allá de nuestro pasado y nuestras decisiones pobres, la buena noticia es que Jesús murió por nuestros pecados y Dios perdona a todos los que creen en Él; entonces, el Espíritu Santo viene a vivir en nosotros, nos da poder, nos influye y sana nuestra mente, cuerpo y espíritu. Con Dios podemos tomar decisiones Santas y renovar nuestras mentes.