Persistencia

Si hoy te preguntaran, ¿qué es la persistencia? ¿Qué dirías? Para ello es importante tener en cuenta que la persistencia es sinónimo de perseverancia, constancia, firmeza, insistencia, resistencia, entre otros.

Cuando tratamos de llevar a la vida práctica la persistencia, recordamos aquellos momentos en que hemos planteado metas y propósitos, que, generalmente, suelen ser los 31 de diciembre de cada año, cuando nos proponemos: “Este nuevo año sí haré dieta, iré al gimnasio, leeré más libros, etc”; pero en la mayoría de los casos, a medida que va pasando el año encontramos que en muchas áreas en las que nos propusimos algo, no las culminamos, por tanto, dejamos de ser insistentes trayendo desánimo o desaliento.

Al extrapolar todo ello a la vida cristiana, buscamos ser persistentes en la oración (1 Tesalonicenses 5:17 NVI), leer más la Palabra de Dios (Salmo 119:105 NVI), dejar de lado alguna conducta nociva para nuestras vidas (Colosenses 3:5 NVI). Lamentablemente en muchas oportunidades no logramos estos cometidos, porque los tratamos de hacer en nuestras fuerzas, las cuales son limitadas y dependen de infinidad de aspectos, y circunstancias. Esto también nos lleva a alejarnos del Padre por considerar que no estamos a Su nivel; lo cual, es una mentira pues como hijos no estamos llamados a estar al nivel del Padre, sino a tener una relación viva con Él. Dios es el primer interesado en persistir.

Allí, entra la obra redentora para la humanidad. En el Antiguo Testamento, se veía reflejada en la infinidad de sacrificios de animales por la expiación de nuestros pecados, pero como tal, era insuficiente para alcanzar ese relacionamiento con nuestro Padre Celestial. Esta es la razón por la que Él decide realizar la obra redentora más preciosa para la humanidad, a través del sacrificio de Cristo en la cruz. Por medio del Espíritu Santo, Dios empieza a formarnos y a tratarnos con constancia, insistencia, firmeza y perseverancia, para que nuestras vidas sean un sacrificio vivo de alabanza, en donde se hace viva la Palabra de Filipenses 1:6: ”Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús” (NVI).

Todo lo anterior, porque el Padre Celestial en Su infinita misericordia y amor (Juan 3:16 NVI) envió a Su Hijo Jesucristo a redimirnos a cada uno de nosotros, siendo esta la muestra de amor y persistencia más grande que puede existir.

Recuerda que el Padre sigue persistiendo en tener una relación diaria, viva, constante y fuerte contigo. Esta es la mayor motivación que podemos tener, para ponernos en sintonía con la persistencia del Padre hacia nosotros a través de Jesucristo y con la unción del Espíritu Santo. Que tu vida sea ese sacrificio vivo y agradable, recordando siempre que el que comenzó la buena obra en ti, la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.

¿Has dudado de la persistencia que Dios tiene en ti, a pesar de tus pecados?