“Palabras Con Poder”Muestra

"El Señor ha dicho... te daré mi bendición" Génesis 22:16, 17 PDT

No hay una palabra más poderosa que precisamente cuando el Eterno anuncia su bendición sobre alguien o algo.

"El Señor ha dicho... te daré mi bendición" tiene que ver más con Su deseo inmaculado que con nuestras ideas egoístas, torcidas y personales respecto a la bendición.

"El Señor ha dicho... te daré mi bendición" es una declaración potente, sostenida, asegurada. Lo ha expresado Él y si es así, no cambiará al paso de los años ni se hará el desentendido porque Su dicho es verdadero e irrefutable.

Pero ¿Qué implica que "El Señor ha dicho... te daré mi bendición"? La sola idea de 'bendición' hace que nuestra imaginación corra por los pasadizos interminables de nuestros deseos, asociándolo a propiedades, mejoras salariales, carros o coches, inmunidad ante la enfermedad, promociones laborales, logros académicos y porque no decirlo, éxito ministerial en términos de comunidad multitudinaria. Precisamente por todo lo anterior y muchas razones más, debemos aterrizar el concepto. La 'bendición' que menciona el Padre Eterno, no tiene que ver con dejarnos exentos de problemas, tristezas, frustraciones o dolores aunque eso es lo que algunos nos han hecho pensar.

Esta 'bendición' encierra el propósito divino de darnos felicidad y estabilidad, cada día y en todo lugar. Felicidad y estabilidad que, aunque no remueva el problema, o el diagnóstico o la condición, sí logra confirmar y fortalecer las emociones.

"El Señor ha dicho... te daré mi bendición" y nos expresa el deseo divino de brindarnos felicidad y estabilidad, porque a Él le importa que la felicidad nuestra no se sostenga en las cosas pasajeras que causan sentimientos gratos por algún tiempo, sino que ella brote de la relación con lo trascendente e imperecedero que sólo Él es y tiene.

"El Señor ha dicho... te daré mi bendición" debe ser la consigna que acrecienta nuestra fe, que mantiene viva la esperanza y que hace que el corazón nuestro se desborde en gratitud, es decir en ese ejercicio voluntario y desinteresado que reconoce intencionadamente tanto los beneficios recibidos como el Benefactor que los produce.

¡Anímate, sigue leyendo y creyendo al Padre Eterno y sus palabras con poder!

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