“Palabras Con Poder”Muestra

"El Señor le dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel?" Génesis 4:9 PDT

Si hay algo que se debe descartar de lleno es que la pregunta del Creador no es porque desconoce a ciencia cierta el paradero del hermano de Caín.

"El Señor le dijo a Caín" es la iniciativa divina para entablar el diálogo, sí un diálogo, es decir un intercambio de palabras intencionadas entre dos personas.

"El Señor le dijo a Caín" tiene esa sana intención de hablar de manera personal y exclusiva con alguien en particular, Caín en este caso. El Eterno llama a una cita a un individuo que identifica muy claramente. No se trata de la mamá de él ni tampoco se ha pedido que acuda con compañía. Dios quiere una entrevista de tiempo completo y a solas.

Desde los comienzos el trato del Eterno es igual para todos, no hay exclusividades ni preferencias, pero si hay un trato personalizado con todos porque como sus dichos tienen poder, entonces Él también sabe los efectos que producen en las personas.

"El Señor le dijo a Caín" da cuenta de la búsqueda de la verdad, pero no de las verdades de los testigos, o de lo que otro escuchó, o de lo que quizás alguien piensa ¡no! Aquí el asunto es escuchar la verdad que debe contar Caín. En otras circunstancias veremos a Jesús, quitando de escena de una manera muy diplomática a los enjuiciadores y luego con afán de escuchar lo que la mujer tiene que decir, preguntará "¿dónde están ellos? ¿alguien te condenó?" y eso dará pie para que ella hable.

"El Señor le dijo a Caín" es la acción enternecedora de un padre preocupado que busca los motivos de la conducta - y aunque los conoce - anhela escucharlos de la propia boca de su hijo.

No hay aquí una idea de reprobar, el Padre Eterno trata de guiar a Caín por la senda del autoexamen de las acciones efectuadas, categorizar las intenciones que lo llevaron a ello y evidenciar las consecuencias que han resultado.

Tengo la convicción que el Buen Dios siempre va por la vía del acuerdo, antes que el enfrentamiento; va por la búsqueda de solución, antes que culpar; va por la vereda de la verdad pavimentada con amor, que violentar con fuerza una confesión incriminadora y, cuando "El Señor le dijo a Caín" tenía toda la intención de pararse al lado de él para que Caín viera la complejidad de la situación, tal como Dios la veía y contenerlo una vez se diera cuenta.

"El Señor le dijo a Caín" muestra que Sus dichos tienen poder, tienen el poder de sacar de nosotros lo más oculto, a veces sale una confesión honesta, que por un lado nos atrapa en la vergüenza y al mismo tiempo nos libera de la culpa, pero también sucede que las palabras de Dios provocan una reacción adversa: incomodidad y molestia ante la consulta, negación absoluta de los hechos y responsabilidades o simple indiferencia.

Tanto esto último como lo primero son efectos de las palabras con poder que salen de nuestro benefactor el Padre Eterno y la reflexión resulta ser la siguiente:¿seremos suficientemente honestos para hablar cara a cara con Él, con el pecho abierto y con la verdad por delante o nos resitiremos a tan liberadora instancia y nos ocultaremos tras el escudo de la mentira y la indiferencia?