La vida de un líder de alabanzaMuestra

Todo lo que puedes dejar atrás 

¿Alguna vez  te has sentido derrotado? ¿Alguna vez te sientes derrotado mientras estás haciendo la obra del Señor? Muchas veces puedes dar mucho sirviendo a los demás, y a veces, todo lo que obtienes a cambio es motivo de queja. Esto puede hacer que te sientas cansado, agotado y deprimido, incluso, mientras que otros exigen más y más sin fin. 

En Isaías 61 el escritor habla de cómo el enemigo saqueó a Israel. Las personas fueron devastadas cómo sus ciudades fueron quemadas, arruinadas,  y se hicieron añicos. Granjas fueron destruidas y los medios de vida fueron dañados. ¿Cómo respondió el pueblo de Dios? Perseveraron en el Señor tomándole la Palabra de Dios, incluso cuando los tiempos eran más oscuros. 

Dios dice en el versículo 8: "Porque yo, el Señor, amo la justicia; Pero odio el robo y la iniquidad. Fielmente les daré el pago a ellos y haré un pacto eterno con ellos". El pueblo de Dios sabía que, a pesar de que sufrió mucho, el viaje no había terminado. 

Dios nos provee  de esperanza a través de Su fidelidad. Él es un Dios de justicia y Él es un Dios de misericordia. 

Vemos a Jesús haciendo lo mismo en Lucas 4: 18-21. ¿Qué hizo Él? Jesús llevó la Palabra de Vida para restaurar, para atar y para sanar corazones rotos y heridos. Esta esperanza es lo que nos trae una nueva alegría. Esta restauración de lo perdido nos llena de un nuevo propósito. Ahora adoramos y esperamos una vez más a través de la fe, que Cristo venga de nuevo en poder y  gloria. Isaías 61 dice de esta manera en el verso 10: "En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas".

Al servir a Dios y perseverar a través de Su fidelidad, no estás solo y no estás fuera. Dios usa el quebrantamiento para demostrar Su poder. La Palabra de Dios te proporciona esperanza necesaria y comodidad tomándole a Él por medio de la Palabra, así como Él lo hace tomándote de la desolación al deleite. 

Buscamos cosas todas nuestras vidas. Aparte de Dios, las rellenamos con un exceso de nosotros mismos, cosas que ayudan a llevar consuelo, lo nuevo y lo que nos da identidad. Cuando estos elementos no funcionan más, intentamos repararlos, deshacernos de ellos o guardarlos para un día lluvioso. Nuestra tendencia es almacenar para estereotipar. Nos demos cuenta o no, nuestras emociones se mantienen unidas. Incluso si tiramos por la borda nuestras incapacidades, permanecen con nosotros en la parte inferior de los barcos. 

Dios, que es rico en misericordia, no pide, mas dirige con amor: "Clama a mí y yo te responderé, y te dirá cosas grandes y ocultas que tú no conoces" (Jeremías 33: 3). Él está dispuesto a darnos las disposiciones inescrutables de Su amor, la gracia y el perdón. Él nos traerá de vuelta. Él será nuestro Dios y nosotros seremos Su pueblo (Jeremías 32:37-38). Cuando seguimos para empaquetar y transportar nuestras cargas pesadas, apenas experimentamos el verdadero rescate y misericordia de Dios. Omitimos nuestro equipaje porque nos parece algo normal. Sin embargo, no es saludable para nosotros. 

Dios nos ha llamado para desempaquetar y descargar por el camino de Jesús. Como se dijo en Mateo 11:28, solamente los que están en necesidad de descanso pueden encontrar refugio en el Salvador. Él  quita nuestro dolor y heridas mientras tomamos su yugo que es fácil y ligero. Esto es todo lo que necesitamos. Nada con exceso. Nada material, ningunos lugares altos. Pueden ser nuestra única carga la humildad y la bondad de Cristo. 

Reflexión: ¿Crees exactamente lo que Dios dice que hará? ¿Cómo encuentras a esto significativo en tu experiencia de vida? ¿Qué me ayudará a mantenerme cerca y en Su Palabra? ¿Qué equipaje estás cargando que necesitas dejar atrás? ¿Cómo será la ligereza de tu carga, tú y tu ministerio?