VOLVER A LA ORACIÓN

El Dr. Peter Marshall, cuando era capellán del Senado de los Estados Unidos, una vez comenzó la sesión con esta oración: “Ayúdanos a hacer lo mejor hoy, de forma que no pidamos préstamos de las dificultades de mañana. Sálvanos del pecado de la preocupación, para que no nos surjan úlceras de nuestra falta de fe”.

Si somos sinceros, siempre estamos preocupados por alguna razón, ya sea porque no nos alcanza el dinero para lo que queremos o necesitamos pagar, porque deseamos algún cambio en nuestros trabajos, en nuestras relaciones familiares, alguna enfermedad, adicciones o crisis. Estamos estresados y colmados de muchas actividades y problemas, no nos alcanza el tiempo y nuestras agendas parecen estar repletas de cosas que nos quitan la tranquilidad, la salud y la vida.

Sin embargo, las cargas de Dios son suaves, ligeras y podemos descansar en su altar (Mateo 11:30). La cura frente a la desesperanza, depresión, soledad y tristeza está en seguir el ejemplo de Jesús; Él iba primero a la presencia de su Padre (Lucas 5:16) a descansar y a desahogarse cuando veía que todo se desmoronaba a su alrededor (Mateo 26:36-46) o cuando necesitaba tomar decisiones para su ministerio.

El reto es sacar un tiempo para hablar con Dios, no como algo místico, sino como una relación que se construye con frecuencia y dedicación. La comunicación es necesaria para entablar relaciones; por ejemplo, si un esposo no habla con su esposa, no existiría un vínculo matrimonial. Esto mismo pasa con Dios, Él nos escucha y la oración es el medio más importante para relacionarnos plenamente (Salmos 34:15), allí, podemos pedirle perdón por nuestros pecados, contarle nuestras luchas, cargas y debilidades, pedirle por nuestras necesidades y experimentar cómo Su presencia reconforta nuestra alma.

La invitación de hoy, es que saques de tu apretada agenda 10 minutos y lo dediques a orar, a hablar con Dios y que esto sea una actividad que inicie tu día. Te darás cuenta, de cómo este simple acto te llenará de paz cada mañana y te preparará para enfrentar tu día de la mano de Dios. Hazlo a diario y ve incrementando el tiempo sin dejar de hacerlo nunca, a tal punto que cuando no lo hagas y este por terminarse la jornada, sientas tal incomodidad porque ya hace parte de tu vida.

No olvides hablar con Dios hoy, porque Dios no olvidó darte vida esta mañana.

¿Cuáles son las 3 cosas que has identificado que te impiden empezar hoy a hablar con Dios?