VOLVER A LA JUSTICIA

Uno de los deberes de la Comisión de Verdad y Reconciliación posterior al apartheid de Sudáfrica, además de investigar los abusos de derechos humanos cometidos por el gobierno del apartheid, fue recomendar reparaciones y otras políticas para corregir esos abusos y ayudar a las víctimas del régimen. Una vez concluido el informe, elaborado tras siete años de investigaciones, el Estado sudafricano pagó 30.000 rands (unos 3.600 euros) de indemnización a cada una de las víctimas del régimen apartheid[1].

En todo el mundo diariamente vemos un sin número de casos de injusticia, que nos saltan a nuestras caras apenas prendemos el televisor o la radio, salimos a las calles, somos testigos de estos hechos o también hemos sido víctimas de lo mismo y desearíamos que existiera una indemnización justa a las víctimas sin importar quienes sean, pero la realidad de la vida es que es difícil encontrar esa justicia aquí en la tierra, no hay esa reparación, reconciliación o reciprocidad, en donde todas las partes queden completamente restituidas.

Sin embargo, nosotros tenemos la justicia de Dios a través de la fe en el Señor Jesucristo (Romanos 3:22) y esta no es una justicia teórica, sino que la podemos vivir desde el mismo momento en que aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador personal, porque debemos entender que nosotros por naturaleza somos injustos, somos parciales, en algunos momentos vemos al justo como injusto y viceversa, por esto necesitamos conocer a Cristo para poder ser justos tal y como Él es justo.

Pero te preguntaras, ¿Cómo puedo ser justo con el otro? Vamos a mirar tres puntos que pueden llevarte a practicar la justicia de Dios:

1. Amar a Dios: Para ser justo, debes tener una relación con quien es completamente justo, es decir Jesucristo, Cristo es la justicia de Dios, como lo vimos en Romanos 3:22 y por esto debes acercarte a él para ser justo y vivir justamente.
2. Amar al Prójimo: Dios nos invita a amar al prójimo tal como nos amamos a nosotros mismos (Mateo 22:36-40), para ser justos, debemos ser intencionales en considerar a los demás y a nosotros mismo, amar al que nos odia, al que nos maltrata, pero también a la persona con que Dios trata nuestro carácter, un padre o madre difícil, un jefe. etc. (pon la persona que creas conveniente y que te cuesta amar).
3. Dar con generosidad: Dios nos invita a dar al otro, ayudar a los demás. La mejor manera de buscar la justicia social, es involucrándonos en ayudar al otro; el reto es que busques un lugar en donde puedes ayudar con tu servicio, tu tiempo o tu dinero, es decir con tu generosidad, veras que esto no solo bendecirá al otro, sino que te llevará a un nivel superior de fe y de relación con Dios.

Estos tres puntos y congregándote en una iglesia que tenga esta misma vocación de amar a Dios, de amar al prójimo y de dar con generosidad, pueden ser de ayuda y motivarte para extender esa justicia de Dios en el entorno en el que vives, encontrando paz y seguridad eterna (Isaías 32:17).

Busca justicia, ama la compasión y camina humildemente al lado de Dios.

¿Qué cosas me alejan de vivir la justicia de Dios?