¿Fuerza De Voluntad, O Fuerza en Su Voluntad?Muestra
Oidores y hacedores.
Hay dos formas de vivir la vida cristiana: con sabiduría o con insensatez.
- El sabio sabe que, si obedece, le irá bien. Los mandamientos de Dios no son de adorno, sino un increíble libro de instrucciones que garantiza nuestro buen funcionamiento como criaturas.
- El necio conoce todo esto, pero prefiere ignorar los hechos y arriesgarse al desastre. Ese es su final, por cierto: oír, pero perderse la bendición que trae la obediencia.
- El sabio escoge bien el cimiento sobre el que construirá el edificio de su vida.
- El necio escoge el lugar que represente el mínimo esfuerzo partido por dos.
- El sabio se guía por valores sólidos, como la obediencia.
- El necio se deja llevar por sus emociones e inclinaciones, pero sus valores son líquidos o, incluso, gaseosos y volátiles.
- El sabio actúa según las fuerzas de Aquel que sabe que le sostiene a cada paso. Se sabe frágil y decide confiarse a la Roca de los tiempos, donde no hay sombra de variación (Santiago 1:17)
- El necio confía en su propia prudencia, se considera arquitecto, creador, constructor y salvador de su propia edificación, piensa que se ha hecho a sí mismo, y oye, pero no hace porque, en el fondo, se cree más sabio que Dios.
El momento de la lluvia, los ríos y los vientos siempre llega.
- En ese tiempo, la fuerza de nuestra voluntad de poco servirá.
- El único cimiento seguro y estable es Jesucristo, ancla segura de nuestra fe (Hebreos 6:19).
- Él mismo, siendo el Hijo, fue perfeccionado en la obediencia y sometió Su voluntad al extremo, hasta la muerte, y muerte de cruz (Hebreos 5:8).
La vida cristiana y una vivida desde nuestra fuerza de voluntad son una contradicción en términos. Ser discípulos del Maestro implica andar como Él anduvo (1ª Juan 2:6), y eso reduce las opciones aceptables: solo unidos a Él tenemos alguna posibilidad. Él es la vid, nosotros los pámpanos. Separados de Él y de Su fuerza, nada podemos hacer (Juan 15:5).
“Cuando terminó Jesús aquellas palabras (Mateo 7:28 y 29), la gente se admiraba de Su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”. Ellos vivían religión en su propia fuerza de voluntad, pero Él mostró cómo vivir una relación con Dios ajustándose a la voluntad del Padre, y manifestando por ello la increíble fuerza y frutos de esa sujeción.
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Escrituras
Acerca de este Plan
Si con algo hemos luchado todos alguna vez es con nosotros mismos por nuestra escasa fuerza de voluntad. ¿Podemos creer realmente en este concepto? ¿O más bien la Palabra nos arroja luz en otra dirección, en la de nuestra incapacidad por nosotros mismos, pero en un tremendo fortalecimiento y posibilidades cuando partimos de SU voluntad? Explorémoslo juntos en este plan a través de varios pasajes de las Escrituras.
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Nos gustaría agradecer a Lidia Martín por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.lidiamartin.com/