Permite que la adversidad cambie tu perspectivaMuestra

Argumentos finales

Cuando las circunstancias desafiantes se abren paso en nuestras vidas, a menudo reaccionamos como si presentáramos una demanda. Sentimos la necesidad de luchar por un cambio de rumbo; pedimos un juicio. En la desesperación, pensamos: «Si Dios pudiera escuchar mi caso... Si escuchara mi perspectiva...».

Es un rumbo tentador; no podemos negarlo. Nuestra perspectiva de la justicia está inevitablemente sesgada. Es muy probable que comencemos con el caso ya decidido a nuestro favor. Creemos que, si pudiéramos explicar a Dios lo difícil que es nuestra situación, seguramente cambiaría las cosas.

Pero Dios no necesita más de nuestra perspectiva. Somos nosotros los que necesitamos más de la suya. Aunque nuestras «pruebas» tengan cierto sentido, como en el caso de Job, el Señor entiende lo que ocurre a un nivel más profundo que nosotros. Debemos recordar que él tiene una visión más amplia. Eso es lo que Dios comunica a Job en la revisión verbal de la perspectiva que cierra el libro.

Un secreto para vivir por encima de nuestras circunstancias es comprender que Dios sabe de dónde venimos. Él entiende cómo nos sentimos. Sabe lo que pensamos y lo que queremos incluso mejor que nosotros. Sin embargo, Dios también sabe lo que necesitamos aprender, cómo debemos madurar y qué nos beneficiará a largo plazo.

Para llegar a una mentalidad como la de Job, debemos dejar de pensar en nuestras circunstancias como si fueran carne de acusación. En cambio, debemos verlas simplemente como el escenario donde debemos mostrar nuestra fe y tomar decisiones.

Las circunstancias de Job eran difíciles. Realmente duras. También lo son muchas de las nuestras. No podemos decir que las adversidades no son trágicas o que queremos que aparezcan. Exigir un veredicto a nuestro favor no es la respuesta. Dios ya conoce todos los hechos de nuestro caso. Nuestro Creador está presente con nosotros para enseñarnos y guiarnos en cada situación. Es natural que busquemos circunstancias cómodas, pero el Juez eterno nos ofrece un trato mejor: podemos buscar consuelo en él y encontrarlo siempre, sin importar lo angustiados que estemos y sin importar cuáles sean nuestras circunstancias. Él siempre puede hacer que todo funcione para nuestro bien.

Señor, ayúdame a buscar mi consuelo en ti y no en las circunstancias cambiantes.