Favor de los reyesMuestra

Abstenerse

Practica decir que no. La abstención es parte del entrenamiento.

No tienes que decir que no a todo, pero querrás decir que no a algunas cosas. Es una disciplina que te mantendrá saludable. Todo con moderación. Cualquier indulgencia excesiva es peligrosa. Así que no lo permitas. Decide ahora a qué dirás que no al menos tan a menudo como dices que sí.

La próxima vez que te ofrezcan unas vacaciones, un vuelo de primera clase, un gran bono, una mejora de vehículo, etc., disfrútalo. Aprécialo. Pero toma la decisión en ese momento de que renunciarás a otra cosa. Mira inmediatamente algo más que puedas dejar pasar. Aprovecha un beneficio que podrías justificar por ti mismo para bendecir a alguien que trabaje contigo.

Recibir, liberar y pasar.

Si necesitas fruta en tu invernadero, pidélo. Pero sé agradecido por ello. No dejes que el éxito cree una brecha entre tú y otros. Cierra la brecha transmitiendo bendiciones.

¿Cómo podrías hacer el día, la semana, el mes de alguien? ¿Qué bono modesto para ti haría una diferencia significativa para otro?

Suelta y pasa.

Aunque puedas, no significa que debas hacerlo. Ten en cuenta el juego largo y asegúrate que el trabajo continúe sirviendo a todos, no sólo a ti. Esta es la clave para tener éxito y mantener tu alma.

Jesús dijo: "¿Y de qué te beneficias si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma?"

Su punto es que hay una historia más grande que sólo la riqueza y las posesiones mundanas. Hay algo más sucediendo aquí. Hay una misión más grande. Y eres parte de ello.

Mira más allá de los beneficios y manten tus ojos en el Proveedor.

Nehemías fue intencional al decir que no de dos maneras:

1. No estoy mejor. Sabía que no era mejor que las personas a las que sirvió como gobernador. No infló ni elevó su estatus en su propia mente. Vino a servir al pueblo, y continuaría sirviendo al pueblo. La posición no era importante para él. El estatus no lo impulsó. Y las ventajas del liderazgo no lo descarrilarían. Nehemías fue muy claro: "No soy mejor que ellos. Todos somos iguales'".

2. No estoy amargado. Nehemías también se negó a permitirse amargarse. Ten en cuenta que había dejado una posición cómoda trabajando directamente para el rey de Persia. Tenía favor con el rey. Había muchas ventajas en el palacio persa. Nehemías renunció a mucho trabajando en el muro de Jerusalén. No se trataba sólo del muro. Se trataba de la gente, la comunidad, la reforma y un futuro mejor. Pero, ¿la gente apreció eso? ¿Lo apreciaban?

Ese nunca es el punto.

A nadie le gusta un mártir con una mala actitud. Eso quita toda magia de la historia. Pero ese no fue el caso de Nehemías. Su confianza estaba en Dios: "Acuérdate de mí con favor, Dios mío, por todo lo que he hecho por estas personas".

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