Príncipe De PazMuestra
Admirable
Cuando Isaías dijo: “Y se llamará su nombre Admirable” dejó claro que el Hijo dado por el Padre, el niño que nacería sería digno de toda gloria y honra, digno de admiración. Esta palabra, definida en términos humanos significa consideración especial que se tiene hacia alguien o algo por sus cualidades.
Podríamos decir que la admiración para Cristo fue escasa y que el menosprecio y la desconsideración fue lo que predominó desde su nacimiento hasta la cruz. Pero, la realidad es que el ser eterno que se encarnó y habitó entre los hombres, nunca dejó de ser Admirable.
Su preexistencia eterna, su nacimiento en el pesebre, su ministerio, su servicio, su vida de santidad, su muerte, su resurrección y su ascensión, así como su segunda venida y el establecimiento de su reino, le hacen digno de total admiración. Único, perfecto, santo, eterno, digno de ser honrado y adorado.
Él merece toda gloria, y a pesar del rechazo y el menosprecio de muchos a través de los siglos, su nombre sigue siendo exaltado, Él es Admirable. Jesús mismo nos dejó saber que el “que no honra al Hijo no honra al Padre que le envió.” Jn. 5:23
Y sabemos que nuestro Padre celestial, siendo Dios, merece toda adoración. El salmista nos instruye a darle toda la gloria. “Dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la honra debida a su nombre.” Sal 96:7-8
Cuando honramos al Hijo, honramos al Padre. Él es Admirable y reconocerlo es tener la conciencia de que es digno de ser admirado, honrado y adorado. Es la visión que no podemos perder en el camino de nuestra vida. Debemos estar claros, hasta donde nuestra percepción espiritual y nuestro razonamiento humano, nos lo permite, que Jesús es Admirable y digno de toda adoración.
“Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.” Apc. 5:13
Escrituras
Acerca de este Plan
La época navideña nos conduce al pesebre y a todo lo que allí ocurrió. En este plan nos moveremos del pesebre para ir al Cristo coronado de gloria. Celebremos esta Navidad con una visión más clara del Unigénito Hijo de Dios, cuya llegada fue anunciada por “una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz!”
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://facebook.com/GrettchenStage