Príncipe De PazMuestra

Un pesebre con luz

Cuando la Biblia dice  en Mat. 4:16 que “El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz …” está hablando de Jesús y del comienzo de su ministerio en Galilea. Aquella región, igual que todas las regiones del mundo, estaba sumida en la oscuridad del pecado, sin esperanza y bajo condenación.

La gran bendición de ver a Jesús y de creer en su sacrificio en la cruz, iluminó al mundo. Jesús puesto en un pesebre, era Dios con nosotros. Los ángeles en el cielo anunciaron su llegada y le presentaron como el Salvador, Cristo el Señor. Desde entonces su luz ha estado alumbrando este mundo.

Lamentablemente, muchos aún continúan en tinieblas. Han oído hablar de la luz, y en ocasiones celebran esa luz, pero no han dejado que sus vidas sean iluminadas por Su luz. La Navidad, que no es otra cosa que la celebración de la venida del Salvador a este mundo, se ha tornado para muchos en solo una fiesta de luces, regalos, comidas y jolgorios.

Celebran, pero en sus corazones envueltos en tinieblas, no han creído en la gracia Salvadora del Salvador que celebran. Cantan, pero sus corazones permanecen endurecidos y no reciben por la fe la luz del mundo, que es Cristo. El pesebre les habla del amor de Dios pero es más alta la voz del mundo con sus banales ofrecimientos. 

Vayamos a aquel establo en Belén y contemplemos el pesebre. Es un bebé recién nacido, envuelto en pañales. Aún no ha ocurrido la entrega de su vida en la cruz, pero ya ha entregado todo. Se ha despojado de su gloria y ha tomado forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Ha hecho su entrada al mundo el unigénito Hijo de Dios. 

Quien está en el pesebre es el Hijo que nos ha sido dado, “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” Is. 9:6

Ahora miremos la cruz en el Gólgota, allí está también el Unigénito, el Dios fuerte, el Admirable. Aunque el escenario se ve oscuro y en tinieblas, es el momento en que su luz irradia la humanidad con el mensaje de redención y salvación. Dios con nosotros. Una luz que ilumina cada corazón que le ha recibido y que sigue iluminando para alcanzar a aquellos cuyas vidas aún están asentadas en las tinieblas.

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”  Juan 1:14