Un Lugar Para NacerMuestra

¿HAY UN LUGAR?

“Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.”  (Lucas 2: 7)

El nacimiento de un niño es algo muy especial para una familia, y generalmente es un evento rodeado de cariño y amor. Cuando Jesús nació, recibió mucho amor de sus padres, a pesar del duro ambiente. Su nacimiento en ese ambiente inadecuado nos recuerda lo mucho que Jesús dejó atrás para nacer y salvar a la humanidad. Su primer sacrificio fue su propio nacimiento, como nos explica el apóstol Pablo: “Tengan entre ustedes la misma mentalidad que Cristo Jesús, quien, aunque existiendo en la forma de Dios, no consideró ser igual a Dios como algo que debe ser retenido cueste lo que cueste. Por el contrario, se vació, tomando la forma de un sirviente, haciéndose semejante a los seres humanos ” - Filipenses 2: 5-7; Jesús merecía un palacio, pero nació en un establo, ¡y todo para salvarnos!

El texto de Pablo nos llama: ¿Tenéis entre vosotros la misma forma de pensar que Cristo Jesús? ¿Qué significa esto para nosotros, los adoradores, siervos, contemporáneos? Ciertamente la teología nos traerá muchas respuestas, pero, de manera simplificada, podemos concluir que hoy la Palabra de Dios nos llama a cultivar un espíritu humilde, sacrificado y altruista.

Pero, ¿cómo podemos hacer esto en la práctica? Una sugerencia es que en esta Navidad abramos las puertas de nuestras fiestas familiares a alguien que esté solo, sin familia ni amigos. Esta persona puede estar más cerca de lo que pensamos, ¡y seguramente tendrá una Navidad inolvidable a nuestro lado! Si aceptas el desafío y dejas espacio para uno o dos más, te aseguro que Jesús recibirá esta actitud como un acto de adoración, como Él mismo nos aseguró:  En verdad les digo que siempre que se lo hacían a uno de estos hermanitos míos, era a mí que lo hacían. (Mateo 25:40)

¿Hay lugar para alguien más en tu cena navideña? ¡Por supuesto que sí! ¡Déjalo entrar!