Un Lugar Para NacerMuestra

¡VEN, TODOS, CELEBRA!

“Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”.  (Lucas 2:8-11)

¿Sabías que la palabra “evangelio” (del evangelium, y del griego euaggélion) significa “buenas nuevas” o “buenas noticias”? ¡Así es! Cuando los pastores recibieron la ilustre visita del ángel del Señor, eso fue exactamente lo que recibieron: la mejor y más alegre noticia. La noticia de que, finalmente, la salvación había llegado a través de Jesús.

Con el tiempo, la palabra “evangelio” también adquirió dos significados más: 1. El conjunto de las enseñanzas de Jesús y 2. Los primeros 4 libros del Nuevo Testamento. Independientemente de estos otros significados, no podemos olvidar el significado principal, por eso celebramos la Navidad y decidimos ser siervos adoradores y discípulos de Jesús: ¡su venida fue y es la mejor noticia que hemos recibido!

Ahora reflexiona un poco. ¿Hemos estado predicando el Evangelio de Cristo con todo este entusiasmo y fervor? ¿Será que la buena noticia de la venida de Jesús nos ha llevado a caminar largas distancias, romper barreras sociales y relacionales para llevar esta noticia a quienes la necesitan? Profundizando aún más la reflexión, ¿lo que anunciamos ha sido realmente una buena noticia, o simplemente un compendio de rarezas y costumbres humanas?

Pensando en estas cosas, recordé los primeros versículos del Evangelio de Marcos, que dicen: "La buena noticia que habla de Jesucristo, Hijo de Dios, comenzó a darse como había escrito el profeta Isaías" (Marcos 1:1-2). Marcos comienza su libro presentando al primo de Jesús, Juan el Bautista, quien predicó el evangelio de esta manera: “—Arrepiéntete de tus pecados y bautízate, y Dios te perdonará. [...] Después viene alguien más importante que yo, y no merezco el honor de agacharme y desatarle las correas de sus sandalias. Yo los bautizo con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo” (Marcos 1.4b; 7,8); más tarde, Juan el Bautista se encontró con Jesús y, completamente extasiado, exclamó: "Yo soy el que necesita ser bautizado por ti, ¿y quieres que te bautice?" (Mateo 13:14b).

Mientras estés con tu familia celebrando la cena de Navidad, recuerda el profundo mensaje que los ángeles llevaron a los pastores. Este mensaje sigue siendo anunciado, ya no por los ángeles, sino por nosotros. Que tengamos la misma alegría angelical al anunciar, con derecho a un gran coro y todo, el motivo de nuestra fe, nuestra vida y canto: ¡Jesús, la mejor noticia de todas!