Un Lugar Para NacerMuestra

MARAVILLOSO

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto". (Isaías 9:6-7)

Incluso antes de nacer, Jesús fue descrito con varios "nombres". En Isaías 7:14, el profeta anunció que su nombre sería Emanuel, un hecho consumado y lo explicó el ángel que visitó a José para tranquilizarlo: “Mientras José pensaba en esto, un ángel del Señor se le apareció en un sueño y dijo: - José, descendiente de David, no temas recibir a María como tu esposa, porque está embarazada del Espíritu Santo. Tendrá un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a tu pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para cumplir lo que el Señor había dicho a través del profeta: "La virgen quedará embarazada y tendrá un hijo que recibirá el nombre de Emmanuel" - Emmanuel significa "Dios está con nosotros" - (Mateo 1:20-23).

A María, el ángel le reveló el nombre humano del niño: “Entonces el ángel continuó: - ¡No temas, María! Dios se complace en ti. Quedarás embarazada, darás a luz un hijo y lo llamarás Jesús” (Lucas 1: 30,31). El nombre "Jesús" también tiene un gran significado, ya que significa "El Señor salva". Todos estos nombres son, de hecho, títulos de poder y autoridad, además de significar la misericordia de Dios que insistió en estar con nosotros y salvarnos. 

Todos estos títulos nos revelan la gloriosa naturaleza del bebé nacido en ese establo. Es maravilloso, Fuerte, Eterno… Sus nombres reflejan una imagen muy diferente a la que vemos difundida en Navidad, la de un bebé frágil. La imagen del herido colgado en la cruz tampoco corresponde a su realidad. Por el contrario, convertirse en un bebé y aceptar morir en la cruz confirmó su divinidad y autoridad. Esto es lo que el ángel trató de explicarle a María cuando dijo: “Será un gran hombre y será llamado Hijo del Dios Altísimo. Dios, el Señor, lo hará rey, como lo fue su antepasado, el rey David. Él será para siempre rey de los descendientes de Jacob, y su Reino nunca terminará". (Lucas 1:32)

Observa esto: ¡Su Reino nunca terminará! ¡SU REINO NO TENDRÁ FIN! Jesús es el Rey de todo lo que existe. Todas las cosas están bajo su autoridad y su poder. No se deje engañar por la imagen del bebé acostado en el pesebre. Como en la cruz, ¡Él ya no está allí! 

Esta Navidad, señale quién es Jesús, no solo lo que fue. Cuéntele a la gente sobre sus obras mientras caminaba por la tierra. Hable de su muerte y resurrección y, sobre todo, muéstreles lo que ha aportado a la vida de la humanidad. Jesús es más que un elemento histórico: ¡Él es el Rey Maravilloso!