[Sigue Caminando: El Poder De La Perseverancia] Perseverando en El DolorMuestra

¿Por qué sufrir?

¿Sabías que si perseveras es señal de que permaneces en la doctrina de Cristo y, según el apóstol Juan, también es señal de que tienes al Padre y al Hijo? Este apóstol nos enseña que aprendemos a permanecer en Cristo cuando sufrimos y soportamos el dolor. Puede que nunca hayas pensado que el dolor te enseña a permanecer en la fe. Además, el dolor es al mismo tiempo, la prueba de que tienes al Padre y al Hijo.

Las librerías están llenas de libros sobre autoayuda y cómo tener éxito en la vida; sin embargo, ningún libro te enseña cómo fallar. Por supuesto, no me refiero a cómo asegurar el fracaso, sino a cómo superar las caídas y las pérdidas, sacándoles provecho al máximo. Ningún fracaso es definitivo. Nuestros peores errores pueden convertirse en nuestros mejores maestros y guías. Después de analizar qué nos llevó a tomar una decisión equivocada, lo más importante es adoptar una actitud positiva; eso es lo que puede asegurar que saldremos de la prueba. Si decidimos seguir adelante y aguantar el dolor, que seguramente disminuirá, podremos superar las distintas pruebas a las que tengamos que enfrentarnos más adelante.

Debemos recordar que la prueba de nuestra fe produce perseverancia. Las pruebas son las que nos enseñan a soportar y sobrellevar el dolor o el sufrimiento. Las pruebas académicas no están diseñadas para enseñarnos algo. Tal vez solo nos prueban que probablemente no sepamos mucho sobre la materia evaluada. No obstante, la prueba de nuestra fe nos presenta una oportunidad de aprendizaje. Se nos da la oportunidad, si estamos dispuestos, de aprender a tolerar lo doloroso. Ciertamente, ésta no es una tarea fácil, pero recuerda que el Espíritu Santo siempre está ahí para interceder por ti. La prueba de nuestra fe no es únicamente una prueba, sino un proceso por el que atravesamos muchos desafíos. Esto ya lo sabemos, sin embargo, constantemente somos puestos a prueba, pero solo para aumentar en nosotros el poder y la fuerza para resistir.

Recuerda: la perseverancia es la prueba de que sí, en efecto, permaneces en Cristo. No es una prueba de cuán fuerte eres, sino de cuán capaz eres de permanecer en Cristo a través de su fuerza. Puedes confiar en Dios. Pon tu esperanza en él; él no te defraudará.