El Trabajo Es Un Don De La Gracia Muestra

Hechura de Dios

El apóstol Pablo escribió en su carta a los Efesios que somos hechura de Dios. Somos su obra, creada a través de la persona de Cristo. ¿Alguna vez has considerado que eres la obra de Dios? Esto es lo que eres a través de Cristo; no tienes nada que ver con ello. Esto es la gracia. 

Fuiste creado para buenas obras. Esta es una verdadera y maravillosa declaración de propósito para tu vida. Dios no sólo te da trabajo, sino que también te da el lugar para servirle a través de tu trabajo. Esto significa que el término «ministerio a tiempo completo» se refiere a cualquier persona que trabaja. Tu lugar de trabajo es un ámbito donde sirves. Un pastor sirve a Cristo en la iglesia, el misionero en el campo misionero, el médico en la clínica, el abogado en el juzgado, el empleado en el lugar de trabajo y los padres que trabajan desde casa en casa. Por su gracia, todos los que trabajan están al servicio de Cristo.

Dios ya ha preparado buenas obras para que las pongas por obra. El mundo es un escenario de la gloria de Dios y nuestro trabajo aquí en la tierra tiene valor para él. Estamos llamados a servir y aunque tu lugar de trabajo o tu título pueden cambiar, el llamado permanece. Somos hechura de Dios para hacer buenas obras; el buen trabajo que hacemos en nuestros respectivos lugares de trabajo es una forma de servir a Cristo. 

Servimos al Señor a través de nuestro trabajo. Nos espera una recompensa por este servicio fiel. Esta recompensa no se debe a nuestros propios méritos, sino a que servimos al Señor Cristo. Es un acto de gracia de su parte el dar esa recompensa. Somos siervos de Cristo. El lugar donde pasamos la mayor parte de nuestras horas de vigilia es el lugar donde estamos llamados a servirle fielmente y con excelencia. 

Es hora de que empecemos a ver nuestro trabajo como un regalo de gracia que proviene de un Dios bueno y bondadoso.

«Padre Celestial, permíteme verme como tu obra y servirte a través de mi trabajo. Dame entendimiento de tu llamado sobre mi vida para que pueda servirte fielmente y con excelencia. Gracias por el trabajo que estás haciendo en mí. En tu nombre oramos, amén».