[Apocalipsis] A la iglesia, parte 2Muestra
Arrepentimiento bíblico
Metanoia es la palabra griega usada en el Nuevo Testamento cuando se habla del arrepentimiento. Significa un cambio transformador de corazón. Significa, por lo tanto, un cambio de mente y corazón, que conduce a un cambio de dirección en la vida de uno. También es la raíz de metamorfosis, que denota una transfiguración o transformación (la palabra griega meta significa cambio). No es solo una cuestión del corazón. A menudo podemos experimentar culpa y remordimiento cuando reconocemos que hemos fracasado; sin embargo, la culpa no es arrepentimiento, aunque a veces puede conducir a un verdadero arrepentimiento. Podemos sentir un fuerte remordimiento cuando estamos en pecado, especialmente cuando no podemos romper con un hábito fuerte en nuestras vidas.
El profeta Isaías nos da una palabra del Señor: «Aunque tus pecados sean escarlatas, serán tan blancos como la nieve» (Isaías 1:18 RV). Este versículo habla claramente de una transformación radical y dramática. En el Antiguo Testamento, el arrepentimiento se expresa en términos concretos, denotando una salida del lugar donde viviste, para nunca regresar o regresar solo para destruirlo. Por lo tanto, el arrepentimiento no comienza con un sentimiento de remordimiento, sino con un reconocimiento de cuán profundamente hemos fallado para cumplir los mandamientos de nuestro Señor y con la decisión de destruir y abandonar el lugar del pecado.
Pensemos en la pornografía. ¿Podríamos destruir nuestra computadora o teléfono celular, dado que es el lugar donde nos involucramos en tal pecado? Desde luego que no. Si tenemos un problema con el alcohol, entonces es más fácil abandonar los lugares y las personas que facilitan nuestra bebida. Cualquiera que sea el caso, el arrepentimiento es un llamado: un llamado a un cambio radical. Tal cambio solo puede venir de la comunión liberadora del Espíritu Santo. Primero debemos tratar de restaurar nuestra dulce comunión con el Espíritu Santo a través de la dependencia diaria de su guía. ¿Cómo podríamos realmente cambiar nuestra mente y corazón lejos del Espíritu Santo? El problema es que el pecado, ese hábito, es precisamente lo que nos mantiene separados de la comunión con nuestro Señor. Por lo tanto, el primer paso es tratar de restaurar nuestros tiempos tranquilos de oración y adoración. ¡Y ciertamente también necesitamos ayuda con eso!
Comencemos el camino hacia la transformación, busquemos un compañero de oración. Nada puede ayudarnos a restaurar y mantener nuestra comunión con el Señor como tener un compañero de oración y reunirnos con otros creyentes para seguir fortaleciéndonos unos a otros.
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Acerca de este Plan
En Apocalipsis capítulo dos, Jesús se dirige a varias iglesias. Los creyentes en la iglesia de Esmirna sufrieron gran persecución. Las pruebas pueden producir confianza, paciencia y riqueza espiritual. La iglesia de Pérgamo era una congregación que estaba casada con los sistemas de creencias romano y griego. Jesús los reprendió por la inmoralidad sexual y la idolatría, pero los elogió por ser fieles a él y no negar su fe.
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Nos gustaría agradecer a Gregg Matte por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://houstonsfirst.org/