[Apocalipsis] A la iglesia, parte 2Muestra

Renuncia a la inmoralidad sexual

No hay manera de negar que nuestras vidas actuales están continuamente expuestas a la inmoralidad sexual. De hecho, los niños están cada vez más expuestos a ella. La inmoralidad sexual es también una cuestión de idolatría, ya que uno coloca el deseo como más importante que la obediencia a la Palabra de Dios y a su Señorío. Nuestros deseos pueden llegar a ser tan fuertes y vinculantes que podemos encontrarnos en situaciones que nunca esperábamos. Nuestros deseos son básicamente la parte de nuestras almas que se ocupa de nuestro libre albedrío. ¿Nos ha dado Dios libre albedrío para participar en el pecado? ¡Seguro que no! Tristemente, hacemos uso de nuestro libre albedrío para pecar. ¡Pero gracias a Dios, porque él nos da la victoria! Es por el Espíritu que podemos dar muerte a esas obras de la carne, porque aquellos que han puesto sus mentes en el Espíritu, han puesto sus mentes en lo que el Espíritu desea.  

Si renunciáramos a un solo pecado, el de la inmoralidad sexual, y decidiéramos obedecer el mandamiento de Dios de no cometer adulterio o fornicación, veríamos una disminución dramática en el divorcio. ¡Imagina un mundo donde todos obedecieran los mandamientos de Dios sobre la moral sexual! No habría violación ni abuso infantil, tampoco habría abortos, ni trata de niños, no habría matrimonios rotos, etc. Veríamos una disminución tan radical de la delincuencia. Imagínate matrimonios que permanecen juntos y los hijos que crecen con ambos padres. Mira los asombrosos beneficios tan solo por obedecer un mandamiento. Lamentablemente, hemos perdido la guerra contra la inmoralidad sexual, algunos de nosotros, a nivel personal. 

No es tarde para venir a Jesús en arrepentimiento para buscar el perdón y la libertad. Solo Jesús puede liberarte. Solo él puede darte el deseo y la voluntad de llevar una vida santa. Necesitas ayuda; sabes que lo has intentado antes y has fallado. A veces, incluso es difícil encontrar el verdadero arrepentimiento, pero el Espíritu Santo ciertamente puede darte convicción y llevarte a un verdadero arrepentimiento. Recuerda, el arrepentimiento significa un cambio de corazón y dirección.

Jesús habla a todos los que tienen oídos para oír en la iglesia de Pérgamo, ofreciendo el pan de la vida libre. Escucha al Señor que te llama. El primer paso hacia la libertad es escucharlo. Solo él tiene las palabras de vida para liberarte.