[Apocalipsis] A la iglesia, parte 2Muestra

Iglesia mundana

Pérgamo significa ‘casado con’. Qué curioso es, en Apocalipsis 2, leer sobre una iglesia que se suponía que se casaría con el Señor Jesucristo, pero en su lugar decidió casarse con el sistema religioso del mundo. Para mantener su estatus social, durante el siglo IV los cristianos adoraron a Jesús y al emperador romano al mismo tiempo. Fusionaron ambas creencias religiosas y se adaptaron al sistema social, político y religioso de la época.

César fue adorado como el único dios, Zeus fue adorado como el dios más grande y los cristianos toleraron esta idolatría, y comprometieron así su fe. Jesús reprendió a esta iglesia por aceptar falsos maestros, seguir prácticas idólatras y cometer inmoralidad sexual. La iglesia de Pérgamo era una iglesia mundana.

La idolatría es un asunto personal donde uno elige elevar una creencia o a otra persona, a un nivel superior, al nivel de Dios. La aprobación de una esposa, esposo o hijo puede llegar a ser más importante que Dios en nuestras vidas. El trabajo, el éxito financiero y los logros también pueden tener prioridad sobre nuestro Señor y Dios. La idolatría es una cuestión de prioridades, y ciertamente es una cuestión del corazón y de cuánto hemos consagrado nuestras vidas y deseos a nuestro Señor Jesús. En un sentido práctico, la idolatría es una cuestión de cuánto tiempo dedicamos a nuestro trabajo, familia, ocio y vida social. También es una cuestión de cómo nuestro servicio y comunión con nuestro Señor ocupan cualquier espacio en nuestras agendas cargadas, y de cuán verdaderos somos ante el Señor y para nuestra fe.  

Revisa tu agenda para ver cuántas horas y recursos dedicas a Dios. Echa un vistazo serio. ¿Serías capaz de determinar fácilmente si tus prioridades están alineadas con las de la Biblia? Requiere reconocer honestamente aquellas áreas que toman el lugar de Dios en nuestra vida. Si Jesús está en el trono, debemos estar en la cruz. Si estamos en el trono, no hemos entregado nuestras vidas a Jesucristo y estamos negando su señorío. ¿Estás crucificado con Cristo o eres el señor de tu vida?