MentalidadEjemplo

Minimice la diferencia entre ambos puntos de vista 

Cada persona tiene una perspectiva única y distinta a los demás. La perspectiva de los padres no es igual que la de los hijos, la perspectiva de la generación adulta no es similar a la de los jóvenes, el punto de vista del jefe no es idéntico al del empleado, la parte política opositora no ve las cosas como lo hace el oficialismo. Por tanto, es imprescindible que haya una continua discusión entre ambas partes. No obstante, existe una diferencia mayor de perspectivas, y se trata del punto de vista del hombre y el punto de vista de Dios. La Biblia lo explica de la siguiente manera: “Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos, afirma el Señor. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!” (Isaías 55:8-9).

Es prácticamente inevitable estar en conflicto entre el punto de vista de Dios y el punto de vista del hombre. No obstante, si rechazamos el pensamiento del hombre, y elegimos el pensamiento de Dios, podemos obtener una victoria genuina en la vida cristiana. El pensamiento de Dios es un camino de verdad y de vida que debemos seguir. El hombre es un ser que no tiene la capacidad para mirar hacia adelante. Es por eso que el pensamiento de Dios viene a ser el GPS que nos indica donde se encuentra la felicidad, y el timón que nos guía hacia dónde tenemos que dirigirnos. 

Un buen ejemplo es la vida de Abraham. 

El rumbo de vida cambió drásticamente a los 75 años en la vida de Abraham. 75 años es una edad en donde uno debe evaluar su vida mirando hacia atrás, y reflexionar acerca de su muerte. En otras palabras, es la edad menos indicada para comenzar de nuevo. Sin embargo, Dios llamó a Abraham, y le ordenó comenzar todo de nuevo. La Biblia lo aclara de la siguiente forma: “El Señor le dijo a Abram: Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!” (Génesis 12:1-3). Abraham comenzó a ver la vida desde otra perspectiva, luego de haber recibido la Palabra de Dios. 

Al final, Abraham tomó una decisión: ver las cosas como Dios las ve. A pesar de que sus ojos no veían cosa alguna, sus oídos evidencia alguna, y sus manos cosa alguna, Abraham decidió ver su destino y las circunstancias como Dios las ve. Así comenzó la vida de fe de Abraham. ¿Qué es la fe? La fe es abandonar el punto de vista del hombre, y elegir el punto de vista de Dios. Por tanto, podemos concebir fe cuando decidimos ver con la perspectiva de Dios, y comenzar una vida nueva. 

Sin embargo, cuando las circunstancias se le presentaron adversas, Abraham decidió ver desde la perspectiva del hombre. En un intento de supervivencia, se dirigió a Egipto, la tierra del pecado, junto a su sobrino Lot. Además, aconsejó a su esposa que le dijera que era su hermana, con el propósito de preservar su vida. ¿No es esto ver las cosas como el hombre las ve? Al ver que las circunstancias eran adversas, Abraham abandonó la perspectiva de Dios, y eligió la perspectiva del hombre. Por otro lado, Dios estaba viendo las circunstancias desde otro punto de vista. Dios observó que Abraham, si bien había tomado una decisión de fe, tenía cosas humanas. Es por eso que Abraham no había podido obedecerle sin reservas. Dios le había dicho que se apartara de su tierra y de sus parientes, pero Abraham había partido junto a todas sus pertenencias y su sobrino Lot. Esta fue la razón por la que Dios había permitido la sequía. 

Pero si posee el pensamiento de Dios, puede confiar en la promesa, esperar en el cumplimiento de ella, y creer en lo sobrenatural. Abraham comenzó a mirar las cosas desde la perspectiva divina, rechazando la basura de la avaricia humana. Y se aferró a la fe. A consecuencia de esto, Abraham tuvo a Isaac a los 100 años. En conclusión, la fe es abandonar la perspectiva del hombre, y elegir la perspectiva de Dios. Si elegimos ver como el hombre ve, entonces, no podemos recibir el favor y la guía de Dios. El justo vivirá por la fe. ¿Qué significa vivir por fe? Esto significa abandonar la perspectiva del hombre, y elegir la perspectiva de Dios, y vivir como la Biblia manda. De esta manera, Dios nos bendice y se responsabiliza por nuestras vidas.