Destronando Ídolos De Carne Y HuesoMuestra
"Ídolos de Carne y Hueso III"
Para que los ídolos de carne y hueso sean destronados de nuestro corazón el Señor se encarga de permitir que esas personas o hermanos a quienes les dimos ese lugar de privilegio, empiecen a decepcionarnos; de esta forma, nuestro entendimiento empieza a abrirse y es cuando también empezamos a confirmar cuán imperfecto es el amor que ellos nos ofrecen, cuán condicionado está y cuán diferente es al amor que solo Dios nos ofrece. Un amor puro, sincero, verdadero; un amor que nunca falla, un amor que nunca cambia, un amor perfecto.
Cuando estamos en riesgo de que alguien o algo se convierta en un ídolo para nosotros, Dios empieza a obrar, a fin de que no caigamos en una dependencia o idolatría que se desvía totalmente de Su voluntad. Él es Dios celoso y al hacernos sus hijos nos quiere libres de cualquier tipo de atadura que nos lleve a esclavizarnos y alejarnos de la dependencia que solo debemos tener hacia Él; ésta es una dependencia que nos edifica, nos hace bien y nos beneficia. Mientras que la dependencia afectiva o relacional que podamos generar con otras personas, incluidos nuestros hermanos de la fe, es una dependencia que nos condiciona y nos esclaviza al darle trascendencia a las debilidades emocionales y carnales que podamos tener. Así, corremos el riesgo de poner nuestra mirada en el hombre y opacar el discernimiento que nos permite actuar con sensatez en determinadas situaciones, ya que el hombre fácilmente se puede equivocar y si tenemos nuestra mirada en él nos vamos a desenfocar por causa de la dependencia emocional que quizá nos puede llevar a aprobar todo lo que diga o haga. Una trampa demasiado peligrosa en nuestro caminar cristiano.
Dios se encarga de destronar a quien tenga que destronar de nuestro corazón; porque ese lugar de privilegio y prevalencia solo le pertenece a Jesús, porque es por Él y para Él que vivimos como hijos de Dios; porque es por medio de Él que podemos agradar verdaderamente a nuestro Padre.
Nuestros hermanos en la fe son muy valiosos, son un regalo maravilloso de Dios; sin embargo, hay que tener claro que su amor y su amistad son una añadidura, un regalo del cual Dios nos permite disfrutar. En el amor que ellos nos ofrecen no hallamos la plenitud que solamente podemos encontrar en el amor que Cristo nos ha manifestado.
El amar a nuestros hermanos sin dependencia alguna nos ayuda a madurar en esa forma de amar única y sobrenatural en la que Dios nos ha establecido; de una forma sincera y genuina, porque comprendemos que lo único que cobra valor y que nos une como hermanos son los propósitos que Dios quiere que llevemos a cabo en Cristo Jesús.
Amar a nuestros hermanos siendo libres de toda dependencia, hará que los amemos de una forma verdadera; pues el centro de toda amistad y hermandad, debe ser Cristo Jesús, no nuestras necesidades afectivas.
Escrituras
Acerca de este Plan
Sin darnos cuenta podemos forjar ídolos de carne y hueso. Podemos llegar a idolatrar a las personas. Incluso, a aquellos hermanos que Dios mismo nos regaló, a quienes hemos llegado a amar tanto, que sin saberlo, han empezado a ser parte de una dependencia afectiva que no es agradable a los ojos de Dios; por eso, son destronados, porque Dios quiere que dependamos solamente de su amor.
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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/confiadosenJesucristo/