Destronando Ídolos De Carne Y HuesoMuestra
"Ídolos de Carne y Hueso II"
Las debilidades emocionales se pueden convertir en el gancho perfecto para que un ídolo se entrone en nuestro corazón; esas necesidades afectivas que producen apegos y dependencias sentimentales que de una u otra forma se van arraigando en nuestra vida.
Cuando hemos sido rescatados por Jesús de la soledad, el rechazo y el menosprecio, puede suceder que la nueva familia que nos da, nuestros hermanos en la fe, empiecen a suplir a través del amor y la bondad que nos manifiestan cada una de esas necesidades emocionales y afectivas que aún en Cristo podemos seguir teniendo. Es en esos momentos que somos presas fáciles de la dependencia, y sin querer ni darnos cuenta, podemos caer en la idolatría de aquellos mismos hermanos a quienes amamos tanto. La buena noticia es que al ser hijos de Dios vamos a recibir el tratamiento que necesitamos para ser libres de esas ataduras afectivas, creciendo en la dependencia que nos da el único y verdadero amor ofrecido por nuestro Padre a través de su Hijo Jesús.
¿Cómo sucede? No es una experiencia sencilla, duele y mucho. Estamos hablando de que algunas personas a quienes amamos con un amor que solo Dios pudo colocar en nuestro corazón, deben ser destronados de ese lugar de importancia en el que los hemos puesto. No te debes sorprender entonces si empiezas a vivir con esos mismos hermanos experiencias de rechazo, menosprecio y aún de malos tratos.
Para que un ídolo pueda ser destronado, tienes que decepcionarte; tienes que comprender que ese ídolo no tiene ni te puede dar lo que realmente necesitas. Debe ser despojada toda dependencia que te aferra a la idea de creer que esas personas son imprescindibles en tu vida, que sin su amor y su amistad no serías igual; nada más alejado de la verdad, porque hemos sido salvados por alguien que lo suple todo y nos da plenitud: Cristo Jesús. Así que, es probable que empieces a sufrir el desprecio y el rechazo de aquellas personas, hermanos de la fe, que tenías como tesoro de tu corazón; no te asombres cuando empieces a notar que tus propios hermanos te están tratando como si fueran tus enemigos, no lo entenderás al principio y tal vez te dolerá mucho, pero Dios mismo se encargará de clarificar esos tiempos y el propósito por el cual los estás viviendo. Este trato es necesario para que el verdadero amor fluya en ese vínculo de hermandad que Dios nos ha dado, para que el amor que sentimos como hermanos se perfeccione en la madurez y en el propósito por el cual Dios nos ha permitido unirnos.
Escrituras
Acerca de este Plan
Sin darnos cuenta podemos forjar ídolos de carne y hueso. Podemos llegar a idolatrar a las personas. Incluso, a aquellos hermanos que Dios mismo nos regaló, a quienes hemos llegado a amar tanto, que sin saberlo, han empezado a ser parte de una dependencia afectiva que no es agradable a los ojos de Dios; por eso, son destronados, porque Dios quiere que dependamos solamente de su amor.
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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/confiadosenJesucristo/