Sin ofender Muestra
Cuida lo que dices
¿Alguna vez has dicho algo en un momento de enojo e inmediatamente deseaste no haberlo dicho?
Nos pasa a todos, y probablemente por eso Santiago nos recomienda:
… Todos deben estar listos para escuchar, pero no apresurarse para hablar ni enojarse… Santiago 1:19 NVI
Al momento de enojarnos, nuestro cerebro reacciona activando la amígdala, que controla el instinto de defensa–huida. A partir de ahí, el cuerpo libera hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina. Esto anula la parte racional de la corteza prefrontal del cerebro, lo cual significa que cuando estamos enojados no pensamos claramente.
Por tanto, no es de exrañar que la ira nos domine. ¡Pero hay esperanza! Si podemos calmar nuestro enojo, también podemos retrasar nuestra respuesta. Y si nos entrenamos a inquirir en vez de ser conflictivos, podemos detener la ira antes de que comience.
Al sentir que te estás enojando, hazte preguntas en lugar de llegar a conclusiones. No asumas que conoces las intenciones de los demás, sino escucha para comprender su punto de vista.
Si sientes que el enojo te domina, toma un segundo, haz una pausa y aléjate antes de decir algo hiriente.
La ira puede ser muy peligrosa si reaccionamos rápidamente; si respondemos a nuestro dolor con palabras hirientes. Efesios 4:29 NVI nos recuerda:
Eviten toda conversación obscena. Por el contrario que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación …
Aun estando enojados, somos llamados a edificarnos unos a otros, no a destruirnos. Pablo continúa diciendo:
Más bien sean bondadosos y compasivos unos con otros y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. Efesios 4:32 NVI
Es difícil ser compasivo y estar enojado a la vez. Cuando te encuentres dominado por la ira, pídele a Dios que te dé compasión. ¿Te cuesta hacerlo? Recuerda lo misericordioso que Dios ha sido contigo.
La escritura dice que Dios no nos trata como merecemos, sino que nos extiende Su gracia. Sus misericordias son nuevas cada mañana. A Él no se le acaba la paciencia para con nosotros.
Es difícil guardar enojo contra alguien cuando recordamos lo mucho que se nos ha perdonado a través de Cristo.
Oremos: Dios, gracias por ser tardo para enojarte con nosotros. Gracias por tu gracia, amor y compasión, ayúdame a amar a los demás, aun cuando esté enojado o frustrado. En el nombre de Jesús, amén.
Acerca de este Plan
Desde el último titular de las noticias a los comentarios de las redes sociales, hay un montón de oportunidades para ser ofendido todos los días. Pero, ¿y si decidimos responder de otra forma? En este Plan bíblico de 7 días, acompañando a la serie del pastor Craig Groeschel, Sin Ofender, descubriremos cómo rendir el enojo que nos ha estado retrasando y manteniendo a otros como rehenes.
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