Sin ofender Muestra
Un Problema de Ira
En los dos últimos días, hemos hablado de nuestro problema de ira. Pero, ¿por qué nos enfadamos? ¿Por qué es tan difícil soltar las ofensas?
No hay una respuesta fácil o universal porque la ira tiene muchas causas. A veces la ira indica un problema mayor, y en ese caso, es de sabios buscar ayuda en un consejero, pastor, o amigo de confianza.
Pero veamos la ira colectiva que estamos experimentando en la cultura. ¿Por qué la mayoría de nosotros estamos tan ofendidos todo el tiempo?
Una parte se debe a que nuestra ira ahora se documenta públicamente. Antes, la gente se ofendía y seguía adelante. Ahora, la gente publica en las redes sociales cuando está enfadada, y eso alimenta la furia.
También debemos recordar que tenemos un enemigo real cuya misión es robar, matar y destruir. Y nuestra ira humana cuadra perfectamente con ese plan.
Ahora recuerda: La ira en sí es una emoción, no un pecado. Pero lo que hacemos con esa ira puede convertirse en un problema. De hecho, aquí tenemos tres formas en la que la ira puede conducir a la destrucción.
- Nos divide. A todos nos ha sucedido: ves a un familiar o amigo cercano compartir algo con lo que difieres y te enciendes, la sangre te hierve y tu reflejo es contraatacar, responder con dureza, o dejar de seguirlos a todos al mismo tiempo. Pero, he aquí el detalle: un mundo dividido necesita una iglesia unida; nos necesitamos unos a otros, y si bloqueamos a todos aquellos con los que diferimos, nos robamos la oportunidad de aprender, crecer, y compartir el amor de Dios.
- Nos distrae.A veces, nuestra ira puede usar problemas terrenales para distraernos de los asuntos eternos. Eso no significa que ignoremos los temas que le interesan a Jesús o las injusticias que hieren a los hijos de Dios; significa que no podemos permitir que la ira nos impida amar como Jesús.
- Nos desacredita. Cuando nos molestamos constantemente, la gente no ve el amor de Jesús en nosotros. Y sí, Jesús se molestó en algunas oportunidades, pero fue conocido por Su amor, y no por Su ira. No estamos llamados a tener la razón, sino a amar. Así que no desacreditemos nuestro testimonio avalando la idea de que los cristianos somos hipócritas, sentenciosos, o amargados.
Despojémonos de la ira que nos mantiene cautivos, y más bien, seamos como Cristo, que no dejó que Su ira lo hiciera pecar. Su amor fue lo suficientemente poderoso para cubrir a los oprimidos y al opresor. Nosotros estamos llamados a hacer lo mismo: corregir errores sin destruir a las personas, y procurar la justicia mientras amamos la misericordia.
Oremos: Dios, no quiero que mi ira divida, distraiga o desacredite mi habilidad de mostrar Tu amor a otros. Muéstrame cualquier área en la que mi ira se haya convertido en un problema, y hazme humilde. Ayúdame a ser conocido por mi amor, y no por mi ira. En el nombre de Jesús, amén.
Acerca de este Plan
Desde el último titular de las noticias a los comentarios de las redes sociales, hay un montón de oportunidades para ser ofendido todos los días. Pero, ¿y si decidimos responder de otra forma? En este Plan bíblico de 7 días, acompañando a la serie del pastor Craig Groeschel, Sin Ofender, descubriremos cómo rendir el enojo que nos ha estado retrasando y manteniendo a otros como rehenes.
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