BUSCA LA SABIDURÍA Y NO CAIGAS EN PEREZA

En la porción de la Biblia que leímos se nos habla de las hormigas. ¿Sabes el trabajo que desempeñan las hormigas obreras? Entre otras cosas, están encargadas de conseguir comida suficiente para alimentar a todas las demás, pero también suficiente para almacenar. Cuando llegan las lluvias o el invierno, cierran todas las entradas del hormiguero y sobreviven solamente con el calor de unas con otras y el alimento almacenado. Las hormigas son uno de los insectos y animales en general más organizados que existen, y la Biblia nos dice que debemos aprender de ellas ¿Por qué? Porque saben descansar lo suficiente para poder trabajar eficientemente, pero también trabajar lo suficiente para tener alimento guardado para cuando llega el mal tiempo.

Nuestra vida cristiana es muy parecida. En este pasaje se nos advierte de la pereza, y no aquella que tiene que ver con un cansancio físico, si no aquella que nos lleva a dejar de esforzarnos por sembrar en nuestra vida espiritual. Muchas veces como cristianos sobrevivimos nuestro día a día solamente con el alimento espiritual que recibimos los domingos. Eso es literalmente como si esperáramos que comer una vez a la semana fuera suficiente para sobrevivir y para que nuestro cuerpo estuviera fuerte para hacer nuestras actividades diarias con diligencia. Una vida espiritual que se basa en recibir alimento de otros uno o dos días a la semana, no puede sobrevivir las tormentas o el invierno.

Debemos aprender a buscar de Dios por nosotros mismos, buscar nuestro propio alimento, pero también aprender a aprovechar los momentos de calma para llenarnos. ¿Por qué aprender? Porque pasar tiempo con Él tendría que ser algo que hagamos por amor, también tenemos que, hacerlo por nuestra propia voluntad, buscar el momento para hacerlo, entendiendo todo lo que trae a nuestra vida diaria y a nuestro espíritu. Si tienes una relación constante y personal con Dios, nunca, ni siquiera en los peores momentos, decaerás en tu vida espiritual.