La obediencia trae paz.

Desde pequeños se nos enseña la importancia de obedecer y aprendimos con regaños y pagando las consecuencias de nuestra rebeldía, que la desobediencia atrae problemas.

Esto mismo le sucedió al pueblo de Israel, cuando su corazón estaba alejado de Dios y olvidaron cumplir las leyes y  principios que les había indicado a través de Moisés. La nación de Israel no hizo ninguna obra especial que le diera  mérito para destacar entre todas las naciones y ser el pueblo escogido de Dios y así despertar su favor hacia ellos. Fue Dios en su misericordia quien puso sus ojos en ellos. Aun así, el pueblo era pronto para olvidar sus leyes y lo desobedecían. Por supuesto, esto trajo como consecuencia que el pueblo pasara por problemas que bien pudieron evitarlos de haber sido obedientes. 

Así nosotros, no hemos hecho nada para merecer la misericordia y el favor de Dios, fue Él quien movido en misericordia envió a su hijo para darnos múltiples beneficios, entre ellos la paz.  Parte fundamental para mantener esos beneficios es ser obedientes a sus principios. Jesús enseñó el camino que debíamos seguir y todo está escrito en la biblia. Si queremos vivir una vida con paz es necesario que aprendamos a vivir como Jesús nos demostró, llevando a la práctica todo lo que él enseñó. SEAMOS PRUDENTES, si hacemos lo correcto nuestro caminar será más ligero, será recto y esto evitará que estemos metidos en problemas que nos puedan quitar la paz.