Poder AbsolutoMuestra

El Poder del Sacrificio de Cristo 

La sangre de Jesucristo derramada por su redención y por la mía, nunca perderá su poder. 

Así como los hombres arrastran un buey para ser sacrificado, Jesús fue arrastrado desde su lugar de oración en Getsemaní a un lugar de agonía. En despiadada burla, le pusieron un manto púrpura sobre sus hombros. Con una crueldad incomparable una corona de espinas fue colocada sobre Su cabeza. En la mañana de la creación, Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo crearon al hombre, y ahora lo creado estaba destruyendo al Creador.

Jesús tenía tanto poder que, con una palabra, pudo haber pulverizado la tierra y destruido a todo ser humano, pero usó su fuerza para permanecer en silencio. Permitió Su propio asesinato para que tú y yo supiéramos, más allá de la sombra de la duda, que nuestros pecados han sido enterrados en las profundidades del mar, para que nunca más se recuerden en nuestra contra. Somos la Iglesia triunfante, somos más blancos que la nieve. Somos libres.

Golpeado brutalmente, Jesús se vio obligado a caminar hacia su propia muerte mientras otro hombre cargaba su cruz. En una colina llamada Gólgota, los soldados romanos clavaron las manos y los pies de Jesús en un poste de ejecución y lo levantaron para que todos los que viajaban por la concurrida calle se burlaran de él. Los soldados jugaron y apostaron por Su ropa. 

Incluso después de que Jesús tomó su último aliento, su cuerpo continuó siendo brutalizado. Debido a que ya estaba muerto, los soldados no le quebraron las piernas como lo hicieron con los dos hombres crucificados a su lado. En cambio, uno de los soldados atravesó el costado de Jesús con una lanza, provocando un repentino flujo de sangre y agua. 

¡El "poder de salvar!" Sin Su sangre, no hay esperanza, sin Su sangre no hay futuro, sin Su sangre no hay poder. CON Su sangre, tenemos vida eterna y victoria sobre la muerte, el infierno y la tumba. 

La tumba de José de Arimatea, donde fue puesto Jesús después de la crucifixión, está vacía. ¡Él no está allí! Los ángeles quitaron la piedra, no para dejar salir a Jesús, sino para dejarnos entrar y que pudiéramos ver que Dios aceptó el sacrificio y porque Él vive, nosotros también viviremos. 

Considere lo que tenemos a través de la sangre de Jesús. Tenemos poder ilimitado de protección. Cuando muera y mi cuerpo deje esta tierra, los ángeles me llevarán a través del segundo cielo, que es el dormitorio del diablo. El diablo me va a ver venir y le va a decir a todos los poderes y principados: “¡Retrocedan! ¡No toquen! Está cubierto con la sangre del cordero y va camino al trono del Padre”.  

Sin la sangre de Jesucristo, el cristianismo es un fraude impotente. Sin la sangre de Jesucristo, la Iglesia es una fraternidad religiosa de personas que viven en el más absoluto engaño. Sin la sangre de Jesucristo, nuestra predicación es en vano, nuestra adoración es una farsa. Sin sangre tenemos ritual sin justicia, ceremonia sin conversión y engaño sin discipulado. Sin la sangre de Jesucristo, la Iglesia no es nada porque no tiene nada que ofrecer si no ofrece salvación para el alma. 

Eres salvo por la sangre, lavado por la sangre del Único Jesucristo. Es solo la sangre la que puede quitar la pena de muerte de mi vida y de la tuya. Él se convirtió en la maldición por nosotros, y esa maldición se rompió cuando dijo: “Todo está cumplido" 

No es posible que usted llegue al cielo hasta que acepte la muerte sustitutiva de Jesucristo en la cruz como su Redentor. Si no acepta Su muerte, debe pagar por sus pecados y créame, no tiene suficiente poder adquisitivo para comprar su redención en el cielo.