Abrumada Por Mis Bendiciones (Parte 8)Muestra
Rutina
Mamás. Nos levantamos temprano y sacamos a los niños por la puerta principal o a la mesa para que aprendan algo. A última hora de la tarde ya estamos mareadas con el anhelo de meternos en nuestra cama. Pero primero tenemos que soportar la hora monstruosa de llevar a los niños a la cama o servir de chofer a nuestros preadolescentes hasta altas horas de la noche. ¡Agotador!
Tomamos unas horas de sueño inquieto y nos despertamos cansadas, solo para enfrentarnos a otro día. Todos los días lo mismo. Una y otra y otra vez.
Estamos aburridas y cansadas y nos gustaría tener un poco de emoción en nuestro día, una especie de emoción divertida, nada que cambie las cosas en nuestra vida de manera demasiado drástica. No pretendemos ser quejumbrosas y lloronas. ¡Dios sabe que escuchamos suficiente de eso todo el día de nuestros hijos!
Pero, en serio, un pequeño cambio en nuestra rutina podría ser bueno. Oh, claro, tal vez haya un cambio ocasional: una cita en el parque, una visita breve con una amiga, un almuerzo divertido en el trabajo. Pero cuando llegamos a casa, la ropa todavía está sucia, hay que hacer las comidas, hay que llenar la nevera. ¡El ciclo interminable envejece rápidamente!
Consuélate con este pensamiento: Dios es un Dios de rutina. Hace que el mundo gire a la perfección para que el sol se muestre todas las mañanas. Y ese mismo sol nos deja cada tarde, cada noche. Trae las estaciones en sucesión. Siempre lo mismo: invierno, primavera, verano, otoño. Él nunca lo mezcla. Siempre es lo mismo, una y otra vez. Estos ciclos son algo con lo que confiamos. Algo en lo que encontramos seguridad, incluso si no nos damos cuenta.
¡Sus rutinas nos recuerdan que podemos anticiparnos al mañana! La repetición del amanecer y el atardecer son muestras de su asombrosa fidelidad. Su orden. Su divinidad.
¿Podría ser que la repetición en nuestras vidas, nuestras rutinas, estén enseñando al corazón de nuestros hijos sobre nuestra propia fidelidad? ¿Podría estar brindándoles la misma seguridad que encontramos en la previsibilidad ordinaria de un amanecer?
Que nuestros corazones se conmuevan y cambien para ver lo regular, lo mundano, la rutina, como algo más grande que nuestras percepciones. Que nuestros ojos se abran a la manifestación de Su fidelidad en la rutina. ¡Y que nunca veamos un amanecer sin recordar la inquebrantable confiabilidad de nuestro Dios!
Padre. Soy tan culpable de lloriquear y quejarme de que las rutinas de mi vida son aburridas y sin incidentes en lugar de ver que estás trabajando incluso en esto. Que mi corazón se conmueva al ver lo regular como espectacular y lo mundano como significativo porque a través de ellos estás construyendo fidelidad en mí y en mis hijos. ¡Que mis lamentos y quejas se conviertan en alegría por el día que me has puesto una vez más! Puedo hacer esto, porque siempre eres fiel.
Acerca de este Plan
Ánimo para madres, de una mamá que crió a sus 7 hijos y vivió para contarlo. Esta es la parte 8 de 12 devocionales en estas series por Robin Meadows. ¡Gracias Juanitta Fernández Pastor por esta traducción!
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Nos gustaría agradecer a Robin Meadows por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.instagram.com/manymeadows |