Abrumada Por Mis Bendiciones (Parte 8)Muestra

¿DORMIR?

Es el sueño más anhelado de una madre, pero fugaz. Es lo que pedimos como regalo para nuestro cumpleaños o Navidad y la gente cree que estamos bromeando. Pero no lo estamos. Dormir. El dichoso pensamiento de ocho horas de sueño ininterrumpido. ¡¿Puedes siquiera imaginarlo?!

Sé que hubo momentos en mi vida en los que la idea de dormir me consumía. Si pudiera logra un poco más, tal vez las cosas serían mejores, más fáciles. Tal vez no estaría tan malhumorada y las cosas no me molestarían tan fácil. Quizás las personas en mi vida no me irritarían tanto.

Recuerdo haberme dado cuenta de que, si podía pasar cuatro horas seguidas sin despertarme, podría sobrevivir el día. También recuerdo días en los que supe que probablemente no debería conducir porque mis sentidos estaban muertos por la falta extrema de sueño.

Toda la tos, el llanto, el malestar estomacal y la espera de que ese adolescente llegue a casa. Tal vez sean los ronquidos a nuestro lado. O estar despierto con los ojos muy abiertos en medio de la noche con esos pensamientos y miedos interminables que se magnifican en la oscuridad. Miembros de la familia o miedos: rara vez dormimos lo suficiente.

Una de las mayores distinciones entre Dios y los humanos es que ¡Él nunca duerme! No lo necesita. Pero nosotros si lo necesitamos. Quizás Él nos creó con la necesidad de dormir para mostrarnos que Él es Dios y para recordarnos que nosotros no lo somos. Mientras dormimos, renovando nuestros cuerpos cansados, Él siempre está ahí, siempre fiel, siempre en control. Y tal vez, si profundizamos ese pensamiento un poco más, nos daremos cuenta de que Él está a cargo y en control de nuestras vidas cuando estamos despiertos.

Sí, habrá días en los que estarás tan agotada por todo lo que haces que no quedará nada para dar. Lo recuerdo. Sin embargo, de alguna manera, mi familia y yo sobrevivimos. Tú también lo harás.

¡Algún día volverás a dormir! Sueño profundo y reparador en el que tus sentidos no se agudicen para escuchar el llanto de ese bebé o ese niño que tose. Ya no estarás escuchando, en esas primeras horas de la madrugada, a tu hijo adolescente entrando finalmente por la puerta principal y apagando la lámpara. Sucederá, antes de lo que puedas imaginar.

Mientras tanto, ya sabes por qué se llama el "tiempo medio", confía en que Él tiene el control, incluso cuando no estás ahí mental, emocional o físicamente. Apóyate en Él. Deja que Él sea tu descanso. Él es capaz, incluso, y tal vez especialmente, cuando tú no lo eres.

Padre, estoy tan cansada. Sé que tú lo sabes. También sé que cuanto más lo digo, más cansada me siento. Que mi enfoque esté en ti en lugar de en mis sentimientos. Que mi descanso sea profundo mientras entrego todo el control de mis noches, así como de mis días, a Ti. Que recuerde que nunca duermes y tienes todas mis circunstancias bajo Tu amoroso cuidado, incluso cuando parece que mi vida está fuera de control. Hoy, cada vez que mi boca quiere confesar que estoy cansada, elijo sonreír y mirarte, teniendo completa paz y descanso en mi espíritu. ¡También por favor ayúdame a dormir bien esta noche!