Abrumada Por Mis Bendiciones (Parte 8)Muestra

Su Favorita

Te despertaste de nuevo esta mañana sintiéndote menos.

Sabes que estás abrumada y confundida aun así todos vienen hacia ti desde todas las direcciones. ¿Dónde puedo entregar mi carnet de mamá ?, te preguntas medio en broma. La vida es muy dura y te gustaría volver a la cama y cubrirte la cabeza con las mantas. ¿Verdad? Lo recuerdo.

¡Pero no hagas eso! De hecho, dilo en voz alta ahora mismo: soy la favorita de Dios. Vamos. En voz alta.

¿Ves? No lo crees. Eso es lo que te hace querer volver a la cama. Eso es lo que te hace no querer afrontar el día. Porque tus sentimientos dicen: "A Dios simplemente no le importa lo que estoy pasando". Y ahora tu corazón está creyendo esa mentira.

Intentémoslo de nuevo. Dilo lo suficientemente alto como para que tus hijos piensen que te has enloquecido. (Lo único que podrías perder es un montón de mentiras y tal vez un poco de orgullo). ¡Soy la favorita de Dios!

A medida que pronuncies esas palabras sobre ti misma, comenzarás a creerlo, y cuando lo creas, ¡caminarás en esta verdad!

¿Qué puede evitar que el poder de Su amor llegue a ti? Sólo tú. ¡Normalmente somos nuestro peor enemigo! "No me lo merezco". "No soy digna." Recitamos estos pensamientos negativos hasta que caminamos derrotadas.

La verdad es que no merecemos Su amor, ¡y no somos dignas de él! Y eso es lo mejor. ¡Él nos ama y nos eligió de todos modos!

Entonces, adéntrate en esta verdad hoy.

Eres Su favorita. Y yo también.

Dejemos esas mentiras, mantengamos la cabeza en alto y usemos esa hermosa corona de joyas como Su hija amada, elegida y favorita. Incluso si estás un poco chueca a veces.

Gracias, Jesús, por elegirme como Tu hija favorita. Lamento mucho que a veces no actúo como si siquiera te perteneciera. Te pido que tu voz sea más fuerte que la del enemigo mientras aprendo a dar un paso hacia la idea de que soy tu favorita. Quiero verme a mí misma como tú me ves: tu elegida, tu princesa. Gracias porque tengo seguridad en Ti incluso cuando flaqueo, y ayúdame a mantenerme firme en la verdad de que Tú estás ahí para mí, siempre. Recuérdame a lo largo del día, mientras te miro, que soy Tu hija amada y elegida, ¡Tu favorita!