Del Desierto a La Tierra PrometidaMuestra

Modela la palabra de Dios a tu familia

Cuando hablamos de la crianza de los hijos, la primera tarea consiste en ser el tipo de persona que quieres que tus hijos lleguen a ser. Sé un modelo de amor y obediencia a Jesús. Entonces estarás listo para enseñar a tus hijos la Palabra de Dios, las palabras que Dios manda.

Cuando Dios dice a los padres que hablen con sus hijos cuando se sienten, caminen, se acuesten y se levanten, no nos está llamando a dar a nuestros hijos un sermón teológico sin parar. El enfoque de la represa rota no funciona muy bien con los niños. Más bien, el objetivo de Dios es que los padres estén siempre atentos al momento de la enseñanza, en todo lugar y en todo momento. Aportar la Palabra de Dios a la situación, tanto en privado (en casa) como en público (en el camino), tanto por la noche (al acostarse) como por la mañana (al levantarse).

En los versículos 8 y 9, hace un comentario similar: «Las atarás como una señal en tu mano, y serán como frontales entre tus ojos. Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas». La Palabra de Dios debe gobernar todo lo que hacemos (nuestras manos) y todo lo que pensamos (nuestra frente). Debe gobernar todo lo que hacemos en privado (casas) y en público (puertas de la ciudad).

Dios les dice a los padres que enseñen a sus hijos la Palabra de Dios en cada situación a lo largo del día: cuando su hijo miente, tiene miedo, está nervioso por un examen o es herido por un amigo, cuando usted pierde los estribos, cuando su hijo no quiere ir a la iglesia, cuando usted compra un coche nuevo o cuando su hijo da parte de su mensualidad a Dios. En todas estas situaciones, haz uso de la Palabra de Dios. Aprovecha el momento para enseñar. Pero recuerda que tu primer objetivo no es enseñar, sino hacer.

Ama y obedece a Jesús tú mismo, porque cuando se trata de la crianza de los hijos, el aforismo es cierto: se aprende más de lo que nos es modelado.