Del Desierto a La Tierra PrometidaMuestra
El cordero de Dios es Jesús
En la Biblia se derrama mucha sangre. Muchos sacrificios, muchos toros, carneros, cabras y corderos son sacrificados. La sangre corre libremente. ¿Qué nos está diciendo Dios?
Dios nos está enseñando sobre el pecado. Dios nos está enseñando que el pecado es grave ante un Dios santo y que el pecado debe ser pagado con nuestras vidas. Nuestra única esperanza es que un sustituto muera en nuestro lugar, que la sangre de un sustituto se derrame en lugar de nuestra sangre.
Esta verdad comienza en el Jardín del Edén después de que Adán y Eva pecan. Las hojas de higuera no sirven, y Dios cubre a Adán y Eva con pieles de animales. Se derrama sangre. Continúa a lo largo del Antiguo Testamento. Tantos sacrificios. Tanta sangre. Todo para cubrir el pecado.
Entonces aparece Jesús. Su mensajero, Juan el Bautista, grita: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo». La vida de Jesús culmina en una cruz. Su sangre es derramada. El pecado es pagado. Tu pecado, mi pecado. Sin el derramamiento de sangre no hay perdón de los pecados.
Alabado sea el que nos ama y nos ha liberado de nuestros pecados con su sangre. Sepan que fuimos rescatados de los caminos vanos heredados de nuestros antepasados, no con cosas perecederas como la plata o el oro, sino con la preciosa sangre de Cristo, como la de un cordero sin mancha ni defecto: la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios.
Escrituras
Acerca de este Plan
En este plan encontrarás una selección de versículos bíblicos desde Levítico hasta Josué, donde se describe al Dios que condujo a los israelitas desde Egipto hasta la Tierra Prometida. Es un Dios Santo pero misericordioso, único y poderoso. No te pierdas esta enseñanza; aprende lo que debes hacer para conquistar la tierra que mana leche y miel.
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Nos gustaría agradecer a Jeff Wells por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.jeffhwells.com/