Dependiendo De DiosMuestra

El mes de septiembre del año 2019 mi fe fue puesta a prueba. Como les habría comentado, en octubre de ese año el costo de mi viaje debía estar cancelado en su totalidad para poder asistir sin ningún inconveniente. Sin embargo, aún me hacía falta alrededor del 40% para cancelarlo.

Ya había orado, había dado mi más grande esfuerzo en todas las actividades que habíamos hecho hasta el momento, ya había tocado todas las puertas que podía; en fin, habíamos hecho todo lo que estaba en mis posibilidades y nada sucedía. Según mi miopía espiritual, Dios se había atrasado en su plan de ayudarme. 

Los días pasaban y la oportunidad de participar de la misión de Dios se estaba escapando de mis manos. Intenté pedir dinero prestado. También tuve la idea de vender algunas pertenencias pero nada resultó. Mi sueño había "muerto".

Cuando pienso en esta experiencia personal solo puedo pensar en la angustia de las hermanas de Lázaro cuando vieron que las esperanzas de un milagro habían muerto junto con su hermano, pensaron que si tan solo Jesús hubiera llegado antes eso no habría pasado (Juan 11:21,32).

Cuando la situación se torna difícil, podemos llegar a creer que Dios nos ha abandonado, pero este tipo de pensamiento es mentira. En los momentos difíciles donde se fortalece nuestra fe para que podemos seguir confiando aún cuando todo parezca imposible porque para nuestro Dios no hay imposibles.

Así como Jesús le dijo a Lázaro le exhortó a que saliera de su tumba (Juan 11:43) cuando llevaba cuatro días de muerto, estaba a punto de suceder algo grandioso con mi sueño de participar en mi primer viaje misionero.

Dios tiene el poder para hacer nuestros sueños realidad y nos ha dotado de una fe increíble que debemos aprender a utilizar para confiar plenamente en los planes de bien que Él tiene para nosotros.