Dependiendo De DiosMuestra

Recuerdo cuando en el año 2019 me avisaron la fecha en la que se realizaría el primer viaje misionero fuera del país al que iba a tener la oportunidad de asistir con mi iglesia. La emoción fue tan grande que desde ese día comencé a elaborar en mi mente una lista de todas las cosas que quería preparar para ese viaje. Recuerdo que esa misma semana, comencé a orar a Dios por ideas creativas para poder reunir el dinero que hacía falta para pagar mi viaje. Desde el principio estaba demasiado impaciente, me pasaba los días viendo mi calendario y deseando que llegara el mes de octubre para por fin emprender nuestro viaje misionero.

Con el pasar de los días me di cuenta de una cosa: que por mucho que yo deseara acelerar el tiempo para que esa promesa de Dios se cumpliera nada iba a ocurrir instantáneamente, debía atravesar un proceso para el cual no estaba listo todavía, depender plenamente de Dios.

Cuando ya se acercaba la fecha en la que tendría que tener cancelado el total del costo de mi viaje aun no había podido completar ni siquiera la mitad. Con cada actividad que hacíamos sentía que en lugar de avanzar, retrocedía unos pasos de mi meta; ya no tenía ideas.

Fue un proceso muy frustrante. Yo debía tener fe en que Dios iba a proveer y lo único que podía hacer era esperar pacientemente. Pero esto no tenía mucho sentido para mí en ese momento. Yo me seguía cuestionando ¿Qué más podía hacer yo? Pero era Dios quien estaba control de la situación.

Cuando atravesamos un momento de angustia en nuestras vidas la idea de tener que esperar a Dios resulta ilógica. Nos sentimos abandonados e incluso llegamos a pensar que Dios se ha olvidado de nosotros.

Quizás eso mismo pensaron Marta y María cuando el Señor Jesús no llegaba a auxiliar a su amigo Lázaro. Sin embargo, podemos ver que todo lo que sucede a nuestro alrededor, incluso aquello que se sale de nuestras manos, está dentro de la voluntad de Dios.

Tal vez en este momento estés pensando que Dios está llegando tarde a tu vida pero te aseguro que no ha habido momento más perfecto que aquel donde te sientes que todo está fuera de tu control para que descanses en Aquel quien todo lo tiene bajo Su control.