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Elecciones

Entonces, ¿qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera! – Romanos 6:15.

Si estuvieses caminando y llegaras a una bifurcación, deberías elegir ir a la izquierda o a la derecha para poder avanzar. No podrías ir en ambas direcciones al mismo tiempo. Tampoco podrías caminar por un tiempo en un camino y otro tiempo por el otro, porque cuanto más avances en el camino elegido, más lejos estás del otro. Es imposible ir en ambas direcciones al mismo tiempo.

Nuestro encuentro con Cristo es como esa bifurcación en el camino, el camino nuestra vida. Íbamos felices en nuestra senda, y al conocer a Cristo, tuvimos que elegir entre seguirlo a Él o continuar con nuestras vidas a nuestra manera. Tuvimos que elegir uno u otro camino. No podíamos seguir con ambos porque sería como tratar de caminar por dos sendas divergentes al mismo tiempo.

Ahora cuánto más viajamos en el camino elegido al seguir a Dios, más nos alejamos de la senda del pecado. No necesitamos estar atados a la ley para mantenernos lejos del pecado. No pecaremos, aunque no haya una ley que nos gobierne, porque no es el camino en el que estamos. Sí, podemos cometer errores, pero el pecado no será nuestra forma de vivir. De hecho, si aún pecamos habitualmente después de haber conocido a Cristo, entonces hemos elegido el camino equivocado y, en lugar de gracia, enfrentaremos juicio. Como dice Hebreos 10:26-27: "Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados. Sólo queda una terrible expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los enemigos de Dios.”

Como Jesús dijo en Mateo 6:24: “Nadie puede servir a dos señores”. No podemos pecar y seguir a Dios al mismo tiempo. Si elegimos a Dios como nuestro Señor, viviremos en obediencia a Él. Si no obedecemos a Dios y vivimos una vida que no le agrada a Él significa que hemos elegido al pecado como nuestro señor (Romanos 6:16).

Cuando elegimos, debemos recordar que nuestra elección tiene consecuencias. Caminos divergentes llevan a destinos muy diferentes. La salvación de Dios es un obsequio, no puede ser ganada, y es dada a aquellos que toman el camino de seguir a Dios (Romanos 6:22-23). Elegir la senda del pecado, por otro lado, resultará en muerte o en separación eterna de Dios. Donde terminamos dependerá del camino que tomemos. Es nuestra elección.

¿Estás dirigiéndote en la dirección correcta o te has desviado? Si te has desviado, ¿qué necesitas para regresar al camino correcto?