Cómo Ser Libre De La Ofensa Por Medio Del PerdónMuestra

El camino en el desierto

"Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas." San Agustín

Marcos de Souza Borges, en su libro "El Obrero Aprobado", menciona que cuando "alguien enfrenta un punto de prueba y sucumbe (falla), obligatoriamente tendrá que retornar a esa misma cuestión (misma prueba)", si quiere ser aprobado o promovido a un "curso superior".

Esta figura se refiere al proceso de formación de carácter que Dios plantea a los hombres y mujeres que siguen sus pasos. Significa que para "examinarnos", Él utilizará situaciones en las que somos probados, ocasiones en las que estamos bajo presión y tentados a escoger el camino más fácil en vez de someternos a Él bajo sus términos. Si fallamos en tal prueba, volveremos a tomarla con seguridad en otra ocasión. No hay tal cosa como promoción sin vencer el examen a Su manera (Por supuesto, en este punto, no estamos descartando que la gracia y el favor de Dios rompan todo límite y toda regla. Pero otorgarlos también será siempre prerrogativa Suya.)

Algo similar ocurre con las heridas causadas por una ofensa. Si no tenemos éxito perdonando y sanando y -por consiguiente- desaprobamos el examen que esa situación nos plantea, volveremos a experimentar pruebas similares, hasta que salgamos airosos en ese desafío. ¿Por qué? Simplemente porque Dios está interesado en que cambiemos nuestra mentalidad de auto conmiseración por una de conquista, y esto es imposible si no podemos sobreponernos a la ofensa y sus secuelas.

El autor mencionado denomina esto como "el ciclo de desaprobación" (ser probado y aplazarse una y otra vez en lo mismo), idea que refleja muy bien lo que acontece en el plano espiritual cuando no pasamos "la prueba de la ofensa".

Las personas en esas condiciones, reprobadas en la prueba de la ofensa, sin darse cuenta, se quedan dando vueltas en el desierto -vagabundos espirituales les llama John Bevere- y se reconocen por estas características:

1. Desconfianza crónica y generalizada.

2. Estancamiento y desánimo.

3. Resentimiento y autoprotección.

4. Actitud de fuga o escape.

5. Ingratitud y crítica.

6. Vanagloria o aislamiento.

7. Verbalización permanente sobre la herida u ofensa.

Este diagnóstico describe a personas aisladas, que rompen relaciones fácilmente, o individuos rodeados de gente, pero siempre problemáticos, quisquillosos, críticos y quejosos.

¿Qué dice Dios sobre esto?

1. Es importante captar el proceso de formación en el que Dios nos tiene. Pero, a la vez, confiar en que nos pone límites porque nos ama.

"¡Cuán dichoso es el hombre a quien Dios corrige! No menosprecies la disciplina del Todopoderoso. Porque él hiere, pero venda la herida; golpea, pero trae alivio." (Job 5:17-18 NVI)

2. Él es el más interesado en sanarnos y recuperarnos. Pero debemos ajustar nuestra vida a su diseño y a su manera de hacer las cosas

"¿No es para que compartas tu pan con el hambriento, y recibas en casa a los pobres sin hogar; para que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu semejante? Entonces tu luz despuntará como la aurora, y tu recuperación(sanidad) brotará con rapidez. Delante de ti irá tu justicia; y la gloria del SEÑOR será tu retaguardia." (Isaías 58:7-8 NBLA)

Tenga un tiempo de oración pidiendo a Dios que le perdone actitudes carnales suyas, que surgieron en medio de pruebas y desiertos.

Pida que le madure para poder ver pruebas y desiertos con ojos positivos y sobrenaturales.

COMPROMISO CON DIOS: Ahora, ¿Qué hará al respecto?