Cómo Ser Libre De La Ofensa Por Medio Del PerdónMuestra

¿Y Dios dónde está?

"Si no tienes la libertad interior, ¿Qué otra libertad esperas poder tener?" Arturo Graf

Quizás uno de los mayores problemas que tenemos frente a la ofensa es que la vivimos como si Dios "no se hubiera enterado" de lo que nos está aconteciendo.

Como el suceso es algo negativo, triste o inmerecido, asumimos rápidamente que la maldad del mundo prevalece y que, seguramente, Dios está tan sorprendido y paralizado como nosotros. Por lo menos, concluimos en que eso es lo que parece, porque no interviene ni nos defiende según lo esperamos.

Dios nunca está "apabullado" por la envergadura de lo que está sucediendo. ¡Él es Dios! Todo lo sabe, todo lo conoce, todo lo entiende. ¿Se imagina al Dios que creó los cielos y la tierra paralizado por los acontecimientos, o sin fuerzas ni ideas? Eso no ocurre ni ocurrirá. Es cierto que el mal está en la tierra, la enfermedad, la muerte, las guerras, los abusos y el dolor. Pero Dios está activamente involucrado, no generando lo malo, sino tratando de utilizar esas circunstancias, "intentando"  -aunque esto suene irreverente- volcar las cosas.

Dios podría hacer lo que quiere de primera mano. Pero se toma su tiempo porque tiene la expectativa que el ser humano, con su libre albedrío, escoja voluntariamente volverse a Él, aceptar su soberanía en medio de las circunstancias y someterse, confiar que sus caminos y juicios son correctos y caminar con Él, que es la única forma de conocerlo mejor.

Nuestra idea distorsionada de Dios coincide con las expectativas erróneas que tenemos. Algunas de ellas:

1. Nada malo puede sucederme.

2. Sólo recibiré cosas buenas porque "yo soy bueno (a)".

3. Dios no permitirá que yo experimente algo difícil.

4. Si otros experimentan dolor, dificultades u ofensas, debe ser porque se las merecen, pero en mi caso…

5. No creo que Dios esté al tanto de esto que me sucede, ni en control, ni que Él lo hubiera permitido. Simplemente, es la maldad de la gente operando fuera de Dios.

¿Qué dice Dios sobre esto?

1. Dios es omnisciente: todo lo sabe y todo lo conoce. Dios es amor y porque nos ama, intentará usar todo a favor de nuestra formación.

“Pero Él sabe el camino que tomo; cuando me haya probado, saldré como el oro.” (Job 23:10 NBLA)

2. Nos conviene abrir los oídos y el corazón a lo que Él nos quiere enseñar. Él es Dios.

"El Señor dice: "Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. No seas como el mulo o el caballo, que no tienen discernimiento, y cuyo brío hay que domar con brida y freno, para acercarlos a ti." (Salmo 32:8-9 NVI.